Añézcar - Quiñones - Cañada de las Provincias - Larragueta - Cementerios - Añézcar(recorrido)
Descripción General de la ruta
La peña de Añézcar es el nombre que los habitantes de la Cuenca dan a ese promontorio rocoso que, cuando se llega a Pamplona por la carretera N-240 procedentes de Irurtzun, se deja a la derecha al tiempo que se inicia un largo y rectilíneo descenso. Hasta hace un par de décadas, el peñasco estaba coronado por la silueta de uno de esos toros que la casa Osborne colocó en numerosos enclaves de la geografía peninsular ocupando lugares estratégicos visibles desde las carreteras. Así se convirtió en poco menos que un extraño símbolo de la geografía ibérica (hasta tal punto que hay quien lo exhibe como símbolo patrio). En el caso que nos ocupa el toro pasó a mejor vida. Un buen día, un comando ecologista anónimo, según dicen, atentó contra la figura de Añézcar y la hizo desaparecer. El topónimo más adecuado para el lugar sería el de Quiñones, que es el que figura en la toponimia oficial del Gobierno de Navarra. De ahí que lo citemos con ese nombre. La peña ha sufrido también un importante desprendimiento de parte de la cima, debido a las filtraciones del agua en una temporada en la que se sucedieron a lo largo de muchos días unas fuertes precipitaciones. Todos estos factores son, de por sí, un incentivo para llevar a cabo una pequeña excursión que prolongaremos mediante una circunvalación de la zona. Resulta una grata sorpresa para quien no conoce el lugar, y merece la pena aconsejarla. Es un bonito paseo para cualquier ocasión. La distancia es relativamente corta, y en el camino hay muchos alicientes que hacen de la excursión una bonita experiencia, recomendable en cualquier época del año.
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