El paseo entre
Auza y
Beunza (Atez) que aquí describimos traza un recorrido circular de suaves desniveles que partiendo de
Auza visita el pequeño concejo de
Suarbe (Ultzama) y después atraviesa la facería nº 46, ocupada por un bosque compartido entre ambos valles.
¿Qué es una
facería?
Sencillamente, el disfrute en común de un terreno por diferentes entidades locales. En Navarra hay muchos ejemplos de esta situación. Quizás los más conocidos (y más amplios) sean los de Urbasa-Andía, Limitaciones y, sobre todo, Bardenas Reales. Pero hay muchos más. El Nomenclator de Navarra establece nada menos que 71.
Generalmente son terrenos destinados a pastos o explotación maderera.
También hay figuras de este tipo en el derecho internacional. Dentro de Navarra tenemos por ejemplo el disfrute de pastos roncaleses establecido por el
Tributo de las Tres Vacas. Y en la desembocadura del Bidasoa está la isla de los Faisanes, con la soberanía compartida por los estados español y francés.
En el caso de esta ruta, en la zona más alta del recorrido, atravesamos esta zona ocupada por bosques de
haya de crecimiento espontáneo en las laderas septentrionales que miran a Ultzama y coníferas
Pino laricio), de repoblación (sobre todo hacia la zona de Atez). Salpica también la zona algo de roble, especialmente
marojo (también llamado melojo).
El recorrido empieza por conectar Auza y Suarbe por un camino que marcha algo en alto, paralelo a la carretera, y desde Suarbe gira hacia el sur para ganar la divisoria entre ambos valles. Descendemos después hacia Beunza, donde podemos descansar en el atrio de la bonita
iglesia románica y volvemos para regresar por la zona oriental completando un recorrido que no llega a nueve kilómetros, en poco más de dos horas.
Es necesario poner atención a las sendas que atravesamos, en concreto en el monte que separa ambos municipios, pues las sendas no están especialmente señalizadas. No obstante no es un terreno de gran dificultad, por lo que incluso en el caso de que perdiéramos el camino volveríamos a encontrar la ruta con facilidad.
Resulta notable el deterioro que podemos observar en una zona antiguamente ocupada por hermosos
castaños que, afectados por la enfermedad, han quedado reducidos casi a mudas y renegridas astillas, consumidas en medio del paisaje.