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Hórreos de Navarra

Jose  Etxegoien (7-5-01)

Hórreo  de Aria

Hórreo de Iriberri

Hórreo de Hiriberri. (años 70).

Fuente: Varios autores 1996

Hórreo de Aria

HISTORIAS DE HORREOS

¡Qué sólo me llevé mi grano del hórreo!. Eso le debió gritar Pedro Urrutia de Abaurregaina- Abaurrea Alta a Juan Garcia de Orbaizeta. Pero fue en vano. Aquel abril de 1797, lluvioso como dicen que son todos, Juan decidió tras varios juicios y recursos en Iruñea- Pamplona recurrir al Alcalde de Valle de Aezkoa, que en esta época también era juez local. La audiencia de ese 7 de abril aparte de sacar a relucir todos los juicios anteriores hizo rememorar a sus protagonistas aquellas angustiosas jornadas de octubre de 1794 cuando las tropas de la Revolución Francesa que entraron por el Orhi, Luizade-Valcarlos y Baztán arrasaron la mayoría de pueblos de esta montaña.

Hórreo de Abaurregaina- Abaurea Alta. (hacia 1920. Desaparecido).

Hórreo desaparecido de Iriarte.(Hacia 1980). (Orbaizeta. Tomado de Munárriz, 1985)

El caso es que Pedro y Catalina Maestrejuan le dieron a Pedro de Urrutia seis robos de veza y doce de avena para que los guardara en su hórreo de Abaurrea, imaginamos que porque estaban arreglando el suyo. Llegó la guerra en 1793 y en octubre de 1794 la invasión, dejando un panorama desolador. En los nueve pueblos del Valle de Aezkoa de 292 casas 191 fueron quemadas y sabemos de la quema de 84 hórreos, lo que nos hace pensar que podría llegar a haber más de un hórreo por cada dos casas. Uno de los que se salvó fue el de Pedro, que como reconoce, después de escaparse volvió y con ayuda de la noche y de un amigo de Irurozqui- Irurozki sacó el grano en dos viajes que realizó con seis caballos, escondiéndolo en Urraul alto, pero eso sí , sólo su grano como afirma un testigo. Saben que dejaron los granos de Pedro en una kutxa, en un arca en el hórreo.

El Alcalde- juez tras escuchar las declaraciones en euskara, no sabe qué decidir, dado que todos tienen testigos de fiar así que manda se investigue más y se pida consejo al Abogado de los Tribunales Reales, el licenciado Galarza. En 15 días volverán a reunirse para conocer la sentencia. Caso cerrado.

Algunos os preguntaréis por qué tantos líos por un poco de grano. La vida rural tenía poco de idílica, y sí de dura. Sacar un grano de esas tierra costaba más sudores que varias semanas de footing. Por ello se arriesgó a recibir un tiro y volvió de noche a recuperar el grano. Por ello había que utilizar todos los medios para evitar perderlos. Y uno importante y utilizado de generación en generación era el hórreo.

Hórreo asturiano (Tomado de J.C. Baroja).

Hórreos de las Cantigas de Sancho el X.
(Hacia el s. XI).
(Tomado de J.C. Baroja).

ORIGEN E HISTORIA DEL HÓRREO

Una construcción tan, tan antigua que deberíamos colocarlo casi en la prehistoria. La primera imagen que me llega a la cabeza es su similitud con los palafitos, construcciones sobre columnas que se utilizaban a la orilla de las zonas húmedas, orillas de ríos y pantanos... se expandió por todo el Mediterráneo y los primeros estudiosos que hablan sobre el hórreo nos los encontramos en Roma. Varrón hablará de los “horreum“, palabra latina que designaba a los almacenes en general: “horreum vinaria“, almacén de vino; “horreum penarium“, para mercancías; “horreum subterranea“, almacén subterráneo; o el “horreum pensilis“ almacén colgado, denominado “granaria sublimia“

Hórreo de León.
(dibujo de J. C. Baroja)

Hórreo de Marruecos.
(Tomado de J.C. Baroja).

De la denominación genérica de almacenes “horreum“ fue derivando por el uso en un sólo tipo de almacén, el hoy conocido hórreo. Hórreo en castellano, orri en catalán u orru en bable, en asturiano. En euskara no cuajó la palabra latina como otras porque ya tenía su propia designación, con variantes dialectales: garea, garaixea o garaia...

Volviendo a los tiempos de los romanos, si no me equivoco, conocemos el primer nombre de un vascón gracias a una inscripción que habla de la construcción de un horreum. No penséis que lo estaba construyendo en Urraul, no, estaba en la Oretania, allá por Ciudad Real en el año 387. Este mozo llamado parece ser Vasconio era el contratista que certificaba la construcción del “horreus", que no sabemos si en esta época  significaba  hórreo o a almacén en general. Quede ahí la anécdota.

¿Qué decir de estos hórreos?. Se extendían por el Mediterráneo, en la zona de Apulia en la península italiana o por el Pirineo y su continuación por la cornisa Cantábrica, para descender por Portugal. J. Caro Baroja nos indica que hace pocos años se podían observar en Marruecos.

Para nosotros los más conocidos y afamados son los asturianos y gallegos, debido en parte a que se han conservado un gran número de ellos. En nuestras tierras eran igualmente abundantes y como ejemplo de ello tenemos la referencia del historiador Iturriza que a finales del siglo XVIII nos habla de lo abundante que era en Bizkaia, con referencias de más de 260 hórreos en el Señorío. Hoy día, si las cuentas de Balendin de Lasuen no fallan, quedan dieciséis y restos de otros quince. Uno al menos ha sido minuciosamente restaurado, el de Ertzilla. El area actual del hórreo se extiende por Gernika, Markina y el Duranguesado unos dieciseis, de los que ocho al menos estaban hace pocos años en mal  estado, además de restos de cerca de quince más. La ubicación es la siguiente: tres en Etxeberria;  dos  en   Elorrio, Abadiño, Berriz y  Aulestia; uno en  Durango, Garai,  Mallabia, Nabarniz e Ispazter. Su estructura, de madera la mayor parte, es similar al resto del Cantábrico.

Hórreo de Ertzilla, (Iurreta-Durango. Bizkaia)

Hórreo de Agerre. (Gipuzkoa)

El  hórreo Agarre de Bergara es el único que quedaba en Gipuzkoa, con la misma estructura que  los  vizcaínos. Hace pocos años fue magníficamente restaurado, siendo ahora una joya del arte popular. En Alava se sabe de alguna referencia de fines del siglo pasado y llegando a Navarra hay referencias históricas desde la Edad Media y en zonas bastante más al sur  de los que quedan actualmente.

Rodando un documental en Aria sobre hórreos. (Año 1999)

Hórreo de Hiriberri - Villanueva de Aezkoa.

EL HÓRREO EN NAVARRA

El hórreo es una construcción complementaria de la casa, cuya forma de construcción y materiales son similares al tipo de casa en donde se enmarca. Servía principalmente para evitar la entrada de roedores y de la humedad. En Aezkoa por ejemplo utilizaban la parte de abajo como ongarritegi  o estercolero para evitar que en invierno se helara el grano. Dentro del hórreo tenía a cada lado varios compartimentos para el almacenaje. Delante del hórreo había una escalera de piedra al que le faltaba el último peldaño. Volviendo al tipo de construcción en general el hórreo asturiano, vizcaíno o guipuzcoano de zona costera y clima más suave utiliza para las paredes madera o ramas y el tejado de dos aguas es de escasa pendiente. Hoy día nos quedan veintidós en Navarra. Fueron declarados patrimonio de interés cultural en 1993. La mayor parte han sido rehabilitados los últimos años. Para su conocimiento podemos clasificarlos en tres tipos:

 

Hórreo de Iracheta. Valdorba.

Hórreo de Erdotzain- Erdozain.
(Valle de Lónguida-Longida).

Hórreos de arcos de piedra labrada. Podríamos llamarlos también monumentales. Las columnas se construyen en base a arcos de piedra labrada y su gran tamaño nos habla de un hórreo comunal, o quizás diezmal, para recoger los frutos para la iglesia. Los tres que quedan son de época medieval. Al ser zona prepirenaica, el clima es más suave y con menos nevadas que sus hermanos norteños, permitiendo un tejado de pendiente mediana. Predomina la piedra, con escaso uso de la madera en la construcción.

El más famoso y fotografiado, y el más lejano al resto, es el monumental hórreo de Iracheta- Iratxeta en el Valle de la Valdorba, hórreo medieval de grandes dimensiones, rehabilitado hace años.

El de Erdozain- Erdotzain en el Valle de Lónguida, es un magnífico hórreo sobre arcos de mampostería, reconstruido hace pocos años dentro del patio del palacio hoy en ruinas, y que merece desviarse de las rutas tradicionales para verlo. El pueblo, con media docena de habitantes, mantiene la estructura de pequeño señorío, con las ruinas del palacio con patio interior, otra gran casona en mal estado, de bella portada y gran puerta, la iglesia y unas pocas casas más y algún anexo ganadero que le dan un encanto especial.

El del pueblo de Lusarreta- Luzarreta, en el Valle de Arce, tiene la misma estructura que el de Erdozain. Sin rehabilitar las transformaciones sufridas a través de los siglos, se encuentra adosado a una borda, en medio del pueblo, con un paso alto antiguo entre la casa cercana y otra borda… Pequeños, bellos y olvidados pueblos de Arce,  dignos de una película, como así lo vió Montxo Armendáriz, que ha rodado su película Silencio Roto en el vecino pueblo de Saragüeta- Zaragueta.

 

Hórreo de Sta Fe de Baratzagaitz.
(Valle de Urraul Alto- Urraul Goiti).

Detalle del hórreo de Sta Fe.

Hórreos de patio. Los clasificados como de patio contienen características de los otros dos tipos. Son bastantes grandes, el tejado aumenta algo en su pendiente respecto a los anteriores y las columnas independientes unas de otras, aunque más grandes, tienen la estructura de los pirenaicos.

El de Ecay- Ekai, en el Valle de Lónguida, llamado De Juan, es de difícil visión por encontrarse en un patio cerrado. Pudiera relacionarse con los hórreos de diezmo. Hay que indicar que Ecay fue una Clavería de Orreaga- Roncesvalles. Estas claverías funcionaban a modo de embajadas de sus representantes, en este caso la Colegiata, para control de sus bienes y recogida de diezmos en la Cuenca Aoiz- Lumbier.

En el Valle de Urraul Alto- Urraul Goiti, controlando una encrucijada de caminos está el Monasterio de Sta Fe de Baratzagaitz, cerca de Eparoz-Eparotz, importante hasta el siglo XII, y que quedó oscurecido por la fuerza de Leire. Tiene una pequeña y bella iglesia, un claustro sencillo con interesante suelo empedrado al estilo pirenaico, realizado con cantos rodados de río formando dibujos geométricos, y en un patio encontramos el hórreo. De mayores dimensiones que los pirenaicos, obedece a la estructura de hórreo comunal, o de diezmo, en este caso para recoger el diezmo del monasterio. Fue de los primeros en restaurarse en Navarra, en 1980-81.

Hórreo de Hiriberri-Villanueva, hoy día restaurado. (Hacia 1940).

Hórreo de Masamigelena. (Garralda).

Hórreos Pirenaicos: Aunque queda un ejemplar en Salazar y uno en Urraul Alto, se le puede denominar también hórreo aezcoano, dado que quedan quince en este Valle. . Fueron declarados bien de interés cultural por el Gobierno de Navarra en 1992.

Es una variedad especial, acorde con el clima y la construcción autóctona. Su función principal era aislar el grano de la humedad y los roedores. La planta del hórreo aezcoano es de unos 4'5x 5 m., está asentado sobre 8 columnas, el tejado es a dos aguas de fuerte pendiente para la nieve, entre 100-120% de pendiente: Las paredes son de mampostería con una puerta, y en algún caso una pequeña ventana. El tejado corriente era tablilla de madera, de haya o roble, como en el resto de construcciones. La escalera separada del edificio y las tornarratas donde se apoya, servían para evitar la entrada de los roedores. No queda ningún ejemplar con balcón, pero debía ser corriente el construir un pequeño balcón que servía de acceso al hórreo, y se utilizaba de secadero. Su interior estaba compartimentado con cajones, zizkuak, para el grano: trigo, avena, habas, veza… Debajo del hórreo se guardaba el estiércol, que se mantenía seco.

La mayoría han sido rehabilitados, Hace treinta años quedaban bastantes más, así el investigador Leizaola contabiliza en 1969 nueve en Aria, cuando hoy quedan sólo cuatro. A nivel anecdótico indicar que también han servido de marco para el arte, caso del gran pintor Basiano que pintó uno de Garralda, hoy inexistente, o el fotógrafo Ortiz de Echagüe que utilizó otro ya desaparecido de Garralda, para realizar una composición artística con mujeres aezcoanas.

Dibujo en dos colores basado en el cuadro de Basiano del hórreo de Pintorena de Garralda, y ubicación del mismo en una foto de los años 30.

Dibujo a dos colores basado en la fotografía de Ortiz de Echagüe, con la escena de feligresas de Garralda junto al desaparecido hórreo de Baskinena, (hacia 1940).

Por pueblos en Aezkoa quedan cuatro en Hiriberri- Villanueva: Reka, Portal, Jauki y Elizondo; cuatro en Aria: Jauri, Apat, Etxeberri y Jamar; tres en Orbaizeta: Etxegarai, Larrañeta y Estanquero; y uno en Garaioa, Aribe y Garralda, llamados Maisterra, Domentx y Masamigelena respectivamente.

En el Valle de Urraul Alto- Urrual Goiti encontramos en Zabalza el llamado de Estoki. El del Valle de Salazar se encuentra en Izal- Itzalle, el de casa Ballaz, similar en estructura al de Zabalza. A anotar que los dos se encuentran en el camino tradicional de Salazar a Aoiz- Pamplona. Tanto el de Zabalza como este de Ballaz tiene algo de parentesco con los de Patio, y pueden considerarse también de transición. Son un poco más anchos que los aezcoanos y la techumbre es menos empinada por encontrarse más al sur, en zonas de menores nevadas.

Hórreo de Orbara.

Hórreo de Orbaizeta.

LA CASA DEL TESORO

El hórreo hoy día para nosotros puede ser una bella muestra de arquitectura rural o de resto de antiquísimas tradiciones legado por generaciones anteriores, pero para nuestros antepasados era otra historia. El concepto y el valor se trastocaba totalmente.

El hórreo era la casa del tesoro, era un gran arcón lleno de una moneda preciada en otros tiempos, el grano, ese grano que tanto costaba producir en estas zonas de tierra pobre. Por ello podía tener una simbología de riqueza, al igual que hoy día juzgamos por el coche, su marca y lo caro que es. Tener un gran hórreo y con mucho grano en estos pequeños pueblos era símbolo de riqueza, y de envidia. Y el mejor y más lleno era siempre el del cura, en el que se recogían los diezmos. Estos hórreos primiciales, como el de Ustés a fines del XVIII, en el Almiradío de Navascués, eran un pequeño supermercado del grano: cebada, avena, ordio, ezcandia, haba, comunia... En época de malas cosechas o de guerras, se convertía era el cofre del tesoro, y aparte de servir alguna vez de banco, para pago de tropas o con un plazo de devolución hasta la siguiente cosecha, cuando la necesidad acuciaba podían terminar siendo asaltados.

“No hay más remedio, si esperamos a que Leire cumpla la sentencia el cura no cobrará en mucho tiempo“. Así parece que debió ser la respuesta de algún vecino de Igal, en el Valle de Salazar, y ni cortos ni perezosos aquel año de 1582 fueron los representantes del concejo de Igal y descerrajaron en el pueblo el hórreo primicial que pertenecía al monasterio de Leire, dueño de la iglesia y de sus derechos y primicias. El origen del suceso se remontaba tiempo atrás a la denuncia del pueblo de Igal porque lo que recibía el cura de Leire no le daba para vivir. El Obispado aceptó las quejas y ordenó que Leire diera más grano para el sustento del párroco. Seguros de que el monasterio se haría remolón en el pago decidieron en batzarre cobrar el pago directamente, abriendo el hórreo primicial a la fuerza. Mucho tiempo cuentan que pasó hasta que se reconciliaron Igal y Leire.

Tornarratas y columnas de un hórreo de Aria.

PARA SABER MAS:

Caro Baroja, Julio. 1978. Sondeos Históricos. Ed. Txertoa. Donostia- S. Sebastián.

Lasuen, Balendin de. 1989. Los últimos hórreos de Bizkaia. Ed. C.A Vizcaína.

Leizaola, Fermin. 1969. Contribución al estudio del Hórreo (<Garai>) en la Navarra Pirenaica.  Cuadernos de Etn. Etn. de Navarra, nº 3.

Munárriz Elizondo, M. del Carmen. 1985. Estudio etnográfico de Orbaiceta. Separata de “Contribución al Atlas etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra”. Ed. Fund. J. M. de Barandiaran y Eusko Ikaskuntza. Donostia- S. Sebastián.

Varios autores, 1996. Los hórreos en Navarra. Ed. Gob. De Navarra.