El Camino de Santiago, entre Estella y Los Arcos, produce sensaciones encontradas. La primera parte de la etapa, con la salida de Estella, la visita a Irache, el paseo por las inmediaciones de
Montejurra y el discurrir a través de un encinar, el paso por Azqueta y Villamayor, resulta amena y variada. La segunda parte, sin embargo (más o menos la mitad de la etapa), nos sumerge en la soledad del campo inacabable, nos invita al recogimiento en nosotros mismos. No es que el paisaje no resulte atrayente (con Ioar, Peña Costalera y otras cimas como telón de fondo), pero la uniformidad del camino nos retrotrae, nos hace asumir experiencias nuevas, que, para el peregrino que siga el camino hacia Santiago, serán recordadas y amplificadas más adelante, cuando se enfrente a las soledades de la llanura castellana.
La etapa es sencilla, su longitud media y el camino tranquilo. Los Arcos nos espera al final con un albergue amplio y bien acondicionado, en un entorno agradable y relajante.