Venta de Zunbeltz.
Situada en el margen de la carretera Estella - San Sebastian, cerrada desde hace pocos años, amenaza ruina y así lo advierte un cartel.
A sus inmediaciones llega la calzada romana que desde la Barranca asciende junto a la ermita de San Adrián y baja después cerca de la sima de Tximua. En Rutas Navarra existen varios recorridos que describen estos caminos.
Una alambrada con puerta metálica cierra el paraje. A la izquierda hay una escalera de madera que permite superarla.
Pasamos al otro lado y avanzamos por el camino invadido por la vegetación para ir girando a la izquierda conforme nos lo permite la tapia que delimita un prado y, casi hacia el sur, comenzar el ascenso.

Tras la última nave se abre el terreno. Seguimos la tapia de la izquierda sin tener en cuenta el boquete que da paso a un campo. De frente tenemos dos caminos. Tomamos el de la izquierda, señalado por un gran cairn (hito de piedras amontonadas).
Nueva bifurcación unos metros más adelante. Otro gran cairn nos indica el camino de la derecha. Seguimos por él y vamos ascendiendo.
Espino blanco, en gran abundancia, con sotobosque de rosal silvestre. También crecen hayas, acebos, arces campestres; bosque no muy cerrado, sobre un barranco que discurre a la derecha.

El arbolado se abre a un claro largo y estrecho.
Al fondo vemos una loma cubierta de bosque. A nuestra espalda asoma la sierra de Beriain (la ermita de San Donato), con Andía ante ella y las canteras que muestran la herida abierta en la sierra, y que se espera dejen de funcionar en pocos años, junto al túnel de Lizarraga.
Más adelante volvemos al ambiente frondoso del bosque. Es muy variada la relación de especies, con fresnos (Fraxinus excelsior), espinos, mostajos, tilos, arces, hayas...
El barranco se va estrechando, hasta el punto de que el camino discurre en el fondo del mismo, a la vez que el hayedo se vuelve más cerrado y esta especie se hace dominante.

Tapia.
Anteriormente medio derruída. Ahora se ha arreglado y se ha colocado una puerta metálica allí donde antes el paso estaba obstruido por un conjunto de ramas entrelazadas con alambre de espino.
El camino se desdibuja un poco entre la hierba que cubre el tramo entre las últimas hayas antes de salir al cruce.

En este punto alcanzamos la pista que asciende desde el barranco de Iranzu y la localidad de Ibiricu.
El lugar está señalado con varios cairns. También podemos guiarnos por la señalización blanca y amarilla. En un tronco, unos metros más abajo y junto a una curva, una señal en forma de aspa nos recuerda que no debemos descender, sino tomar hacia la derecha por la pista.
¡Atención al volver! Si nos despistamos podemos pasar por este punto sin advertir que debemos desviarnos, ya que precisamente junto a la pista no se ve con claridad el camino que baja hacia Zunbeltz.
Tomamos pues a la derecha (como indica la flecha de la fotografía) ; la pendiente se vuelve más acentuada. Camino muy irregular, con piedras incrustadas. En algunos puntos vemos incluso que han vertido hormigón para asegurar el piso.
Luego la cuesta va a menos hasta que casi se vuelve llana. Junto a nosotros, por la derecha, circula la tapia que hemos atravesado más abajo (por la puerta metálica). Por la izquierda podemos apreciar multitud de pequeñas plántulas de haya que van creciendo a la sombra de las mayores.
Al mismo tiempo que el camino y la tapia giran casi 90º, hacia el Oeste, abandonamos el bosque y salimos al raso, tachonado de abundantes enebros.

Portillo de Uritzaga.

Pasamos, sin atravesarla, cerca de una puerta metálica (por la que volveremos si hacemos el paseo circular que después se describe). Al otro lado, bajo la sombra de algunas hayas, vemos las bordas de Jesús Iriarte.
En los pilones están pintadas flechas de color rojo que indican "DULANZ".
En ambos pilones hay señales blancas y amarillas de un PR. Generalmente a primeras horas de la mañana pastan las vacas justo al otro lado. Después cuando volvemos a mediodía ya no están aquí.
Nos alejamos en oblicuo de la tapia por camino herboso que se va a la izquierda unos metros antes de llegar a la puerta. Veremos que entre los enebros podemos seguir una serie de señales pintadas en piedras aisladas, y que nos orientan muy bien. Esta alternativa se va separando paulatinamente de la tapia a medida que nos va enfilando directamente hacia la cima de Dulanz, ya frente a nosotros.
A la izquierda vamos dejando una loma bastante despejada que aparece en los mapas con el nombre de «La Nevera» (1125 m).

Conforme nos acercamos hacia la loma de Dulanz vemos que el camino nos conduce hacia un pasillo entre dos pequeñas manchas de hayedo, ligeramente a la izquierda de nuestro objetivo. Aunque podamos atacarla por cualquier sitio, esta es la mejor y más cómoda alternativa.
Superado este pasillo entre hayas, y antes de que el camino gire hacia la derecha, nos salimos ya (más a la derecha), a la vista de un resalte pedregoso y atacamos entre los enebros el último repecho para llegar a la cima.

Cima de Dulanz (en los mapas Ulanz). Amplia y despejada, con más hierba que piedras. Es la máxima altitud de la sierra de Urbasa.
Vértice geodésico con placa. Unos metros más al Nordeste, y algo más bajos, hay dos buzones asentados sobre unas piedras.
El más antiguo está constituido por una columna de hierro con una estructura triangular sobre ella y un cilindro con corredera.
El otro es una mesa de acero inoxidable con un lauburu inscrito en un círculo que hace de tapadera del recipiente de tarjetas. A su izquierda la siguiente inscripción: «Laskurain Toki Eder Paz de Ziganda Lizarrako Ikastola - Año 1992 Urtea». A la derecha: «Euskaraz bizi - Dulanz 1239 m» Y en pequeño: «Hecho por Osinaga»
Paisaje muy abierto. Al Norte y al Oeste tenemos Urbasa, principalmente cubierto de hayas, pero con numerosos rasos. Más allá vemos la sierra de Aralar, y a su derecha Beriain y Andía.
En cualquier otra dirección el paisaje está totalmente despejado: Pirineos, Trinidad de Iturgoien, Izaga, Higa, Alaiz, Moncayo, Sistema Ibérico, embalse de Alloz, Montejurra, Monjardín, Peña de Echávarri, Lóquiz...

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A partir de aquí podemos tomar la opción de volver sobre nuestros pasos, con lo que la excursión finalizaría aproximadamente en 50 minutos de descenso.
La otra posibilidad es realizar un paseo por el interior de la sierra de Urbasa. Como advertimos antes, se trata de un paseo circular que dura alrededor de dos horas más. La descripción continúa con dicho paseo.

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Tenemos al norte, visible desde la cima, muy cercana (30-40 metros), la tapia que viene desde el portillo de Uritzaga, de la cual nos habíamos alejado.

Sin acercarnos vamos a descender en paralelo a la misma por la vertiente contraria a la que hemos ascendido. Debajo hay una vaguada en la que se abre en la tapia una puerta metálica de barras horizontales. Hasta esta puerta llega por la izquierda, tras rodear la cima, el camino que hemos abandonado para ascender a ella.

Cima de Dulanz (en los mapas Ulanz). Amplia y despejada, con más hierba que piedras. Es la máxima altitud de la sierra de Urbasa.
Vértice geodésico con placa. Unos metros más al Nordeste, y algo más bajos, hay dos buzones asentados sobre unas piedras.
El más antiguo está constituido por una columna de hierro con una estructura triangular sobre ella y un cilindro con corredera.
El otro es una mesa de acero inoxidable con un lauburu inscrito en un círculo que hace de tapadera del recipiente de tarjetas. A su izquierda la siguiente inscripción: «Laskurain Toki Eder Paz de Ziganda Lizarrako Ikastola - Año 1992 Urtea». A la derecha: «Euskaraz bizi - Dulanz 1239 m» Y en pequeño: «Hecho por Osinaga»
Paisaje muy abierto. Al Norte y al Oeste tenemos Urbasa, principalmente cubierto de hayas, pero con numerosos rasos. Más allá vemos la sierra de Aralar, y a su derecha Beriain y Andía.
En cualquier otra dirección el paisaje está totalmente despejado: Pirineos, Trinidad de Iturgoien, Izaga, Higa, Alaiz, Moncayo, Sistema Ibérico, embalse de Alloz, Montejurra, Monjardín, Peña de Echávarri, Lóquiz...

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A partir de aquí podemos tomar la opción de volver sobre nuestros pasos, con lo que la excursión finalizaría aproximadamente en 50 minutos de descenso.
La otra posibilidad es realizar un paseo por el interior de la sierra de Urbasa. Como advertimos antes, se trata de un paseo circular que dura alrededor de dos horas más. La descripción continúa con dicho paseo.

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Tenemos al norte, visible desde la cima, muy cercana (30-40 metros), la tapia que viene desde el portillo de Uritzaga, de la cual nos habíamos alejado.

Sin acercarnos vamos a descender en paralelo a la misma por la vertiente contraria a la que hemos ascendido. Debajo hay una vaguada en la que se abre en la tapia una puerta metálica de barras horizontales. Hasta esta puerta llega por la izquierda, tras rodear la cima, el camino que hemos abandonado para ascender a ella.

Cruzamos la puerta.
Nos desviamos 20 metros a la derecha y nos alejamos de la tapia en perpendicular durante unos 100-150 metros por unas rodadas marcadas en la hierba. Puede que observemos no una sino dos sendas con marcas. Hemos de tomar siempre la perpendicular, en descenso suave (nunca en ascenso) hacia los árboles. Nos introducimos entre el hayedo hacia la izquierda por la parte más baja.

Una suave vaguada en la que crece el hayedo, nos invitará a pasear bajo el mismo en dirección Oeste.
Vamos avanzando, sin camino definido, siempre por la parte más baja de la misma. El terreno, entre las hayas, es ligeramente más alto a ambos lados. En verano el paraje resulta umbrío, oscuro. Aparte de los musgos muy pocas plantas sobreviven bajo la cubierta sombría del bosque.
El suelo es limpio. La tierra está alfombrada por las hojas secas de años anteriores.

Otra vaguada de características semejantes, confluye con la nuestra por la derecha. Vemos que no es más que un pequeño barranco de unos 30 metros.
Dos minutos después vemos definirse por la parte izquierda lo que parecen trazas de un camino. Pero a la derecha (la dirección que deseamos tomar), no hay rastros de nada. Seguimos manteniendo la dirección que llevábamos y pasamos por una pequeña mancha de helechos para encontrar otro rastro de camino que ahora sí tomaremos girando a la derecha, en senda que se va marcando cada vez más clara entre los árboles.

La senda desemboca enseguida en un camino amplio, herboso y con marcas de rodadas. Lo tomamos hacia la derecha.
Avanzamos entre el arbolado, no muy alto en esta zona, pero bastante espeso. El camino es llano y cómodo, muy agradable.

Salimos bruscamente a un raso muy hermoso, en una suave depresión. Es alargado y está rodeado de hayas en terrenos ligeramente más elevados.
El camino lo atraviesa en diagonal y vuelve a sumergirse bajo el arbolado.
Justo en el momento de alcanzar el otro lado del raso, a la izquierda del camino, encontramos la boca de una pequeña cueva o sima.

Nuevo raso, ahora más grande que el anterior.
Del Suroeste, en descenso, se incorpora otro camino, procedente del puerto de Urra y del que se describe en esta web una ruta que asciende a Krezmendi. Nosotros seguimos la dirección que traíamos.

El camino bordea una bucólica charca en medio del bosque. Alrededor ha aparecido últimamente una alambrada. Tras superarla nos vamos a la derecha.
Continuamos en una variada sucesión de parajes boscosos, dolinas, simas, zonas herbosas y pedregosas, durante un rato. La variación de ambientes es continua y muy interesante. Vamos disfrutando la naturaleza de este extenso parque natural de Urbasa.
Salimos a un tercer raso bastante grande, donde el camino se bifurca para volverse a unir rodeando un pequeño altillo rocoso con un haya achaparrada. Después volvemos de nuevo a entrar entre el arbolado.

Doscientos metros después de abandonar el raso descrito el camino marcha con hayas a la izquierda y una ladera despejada a la derecha que sube suavemente.
En este punto hemos de dejar el claro camino que hace rato que seguíamos, girando 90º a la derecha y ascendiendo por la zona abierta. Unas tenues marcas en la hierba de esta ladera nos indican por donde subir. Nos ayuda también la presencia de unos hitos o cairns de piedras.
Ascendemos hasta pasar un lugar cercano donde la vegetación de ambos lados hace más estrecha la zona despejada. Después, cuando el terreno vuelve a abrirse, nos acercamos al lado izquierdo para buscar más arriba la entrada en el bosque por este lado.

Tras subir unos doscientos metros desde que abandonamos el camino y dejar algo de helechal a la izquierda, vemos que en el linde del bosque se define ya con claridad la entrada del camino. Estamos en la senda de «Sustaia», que nos va a llevar hasta Otsaportillo.
Cuando entramos entre los árboles el camino está muy claro y así va a continuar de aquí en adelante. El ascenso, aunque suave, se mantiene.

El camino marcha por bosque más cerrado que el visitado hasta ahora. Al principio hace un pequeño zig-zag pero luego sigue casi recto. Se encaja algo y alcanza una especie de pequeño collado.
Alcanzamos lo que parece ser la parte más alta. A partir de ahora vamos en llano e incluso hay ligeros descensos. La ladera está inclinada de derecha a izquierda y el camino la corta por el centro.
Cinco minutos despues atravesamos un pequeño barranco que a nuestra izquierda parece desembocar en una gran dolina cortada.
El camino sigue algo más pedregoso.

Salimos a un raso amplio cuyo límite por la derecha no se advierte, pues está en alto.
Frente a nosotros, semiocultas por el arbolado, hay dos bordas. Una con tejado de lata y la otra de cemento. El camino pasa cerca de ellas y sigue recto para cruzar al que asciende por la izquierda (Camino de Baltsaberri), procedente de la zona del Balcón de Pilatos y el raso de Bardoitza.
Después de cruzarlo y seguir hacia un haya cercana, lindante con el raso, vemos después de superarla la cercanía de la borda de Félix Imaz. Desde ella sube de Otsaportillo el camino más claro, marcado con piedras pintadas de blanco y amarillo. Nos acercamos y nos unimos al mismo en descenso, a pocos metros de esta borda, en una curva.

Pasamos junto a la borda de Imaz y nos internamos, en descenso, en arbolado. Nada más entrar tenemos bajo nosotros los restos de una antigua cabaña, y un poco más allá hay otra con el tejado semihundido. La pista hace una curva y continúa.
Las marcas amarillas y blancas de un PR nos acompañan.

Otsaportillo.
Queda el arco de entrada de la antigua casa forestal y el basamento de la misma. A la izquierda hay una estación meteorológica con unas placas solares que le dan energía.
En la ladera entre el camino y la puerta está la fuente de Otsaportillo, resguardada dentro de un «cajón» de hormigón. Más abajo, en un prado, hay también un aska de la que también es posible obtener agua.
Siguiendo la dirección de nuestro camino vemos unas placas rocosas con indicaciones de dirección hacia Dulanz, Arleze, Balcón de Pilatos...
La zona está colonizada por pino silvestre, que en este lugar le gana la partida al haya, el gran dominador del bosque de Urbasa.
Seguimos unos metros más adelante en la misma dirección que llevábamos.

Refugio de montaña de Bardoitza.
Cerrado con llave con puerta metálica, pertenece al club de montaña de Alsasua. A su lado dos mesas de hormigón con bancos y un prado recoleto. Alrededor más hayedo.
Hasta aquí llega la pista-carretil que viene desde las cercanías del camping de Urbasa, en la carretera Olazagutía - Estella.
Puede ser un lugar excelente para descansar un rato. De cualquier forma desde aquí volvemos sobre nuestros pasos hasta la borda de Félix Imaz.
Una vez superada la borda, seguimos por el camino de Olderiz, muy marcado, que justo después de pasar la borda gira a la izquierda y asciende por el raso, acompañado de señales amarillas y blancas.

Un conjunto de vallas de madera cierra un corral a la sombra de un pequeño pinar. Lo dejamos a nuestra izquierda mientras avanzamos entre los pinos.
Siete minutos después volvemos a ascender por una zona con pinos y hayas entremezclados en una zona relativamente abierta. Estamos en el paraje de Basazalaia.

Ascendemos hasta pasar por una especie de pequeño collado entre rocas en medio del pinar. El camino sigue y acaba llaneando e incluso, antes de salir del pinar, inicia un suave descenso.

Salimos del pinar al paraje de Olderiz. Un poste metálico pintado en su parte superior de blanco y amarillo se encuentra clavado en un cruce.
Junto al mismo una piedra pintada con dos flechas. Una indica hacia la izquierda con el rótulo "San Adrián". La otra, hacia la derecha indica "Dulanz", nuestra ruta. También nos informa de la cercanía de monumentos megalíticos.
Cerca, a la izquierda, a unos 100 metros, está la balsa de Olderiz.
El camino que nos lleva a partir de aquí hasta Uritzaga se denomina «de los machos». En algunos mapas aparece también con el nombre de «Senda del cura».

Después de entrar de nuevo entre hayas hay algunas desviaciones de caminos herbosos. No hay ningún problema para seguir por el principal, muy bien marcado.
Las flechas rojas, pintadas en los árboles, nos indican que debemos seguir por la izquierda.
Poco después otras flechas pintadas nos sacan de dudas (si es que tenemos alguna).

Salimos definitivamente al raso, en ligero descenso. Aunque hay dos caminos da igual tomar uno u otro, pues en pocos metros se vuelven a unir.
Pronto podemos ver al fondo a nuestra derecha, las cimas de Dulanz y La Nevera.

Bordas de Jesús Iriarte, junto a la tapia cercana al camino de Dulanz.
Puerta metálica en el portillo de Uritzaga (ver punto nº 6, en 0:46).
Estamos al otro lado de donde hemos pasado al ascender hacia Dulanz. Por lo tanto atravesamos la puerta y nos dirigimos hacia nuestra izquierda.

¡OJO!
Desviación hacia Venta Zunbeltz. El camino hace, pocos metros más abajo, un brusco giro de 90º hacia la derecha. Hemos de salirnos antes.
Un cairn en la hierba, a la izquierda del camino, nos advierte de la dirección que debemos tomar. El camino no se advierte con claridad, pero también la pintura en aspa del tronco de un árbol nos avisa de que no debemos ir por ahí.
En cuanto empezamos el descenso hacia la izquierda divisamos la puerta en la tapia de piedra que hemos superado al ascender. Más allá el camino ya está perfectamente definido.
En agradable descenso volvemos a pasar por el hayedo y el bosque mixto, además de varios claros.

Venta de Zunbeltz.
Fin del recorrido.