Avanzamos 30 metros más allá de la Casa Establo y encontramos a la derecha un poste de señalización de la ruta megalítica.

Tomamos la dirección que nos indica. Coincide desde aquí con las rutas GR11y GR12 hasta que lleguemos a la cima de Xasperro, por lo que sus características marcas rojas y blancas nos van a ayudar en el camino, aunque estén ya muy desgastadas.

En principio tomamos un camino ascendente al que acompaña una alambrada a su izquierda. Por poco rato, pues una vez estamos detrás de la casa, a los dos minutos...

Portillo en la alambrada, en la zona más baja, que atravesamos. El camino gira casi 180º a la izquierda para trepar hacia la loma ascendente y volver a girar.

Siguiendo las marcas rojas y blancas, vamos ascendiendo por lo más alto de la loma, con hayas bajo nosotros a ambos lados. Tenemos a la izquierda el barranco que baja del collado Arbilleta.

Alcanzamos un haya solitaria en la ladera, señalizada también con pintura. Pasamos por su derecha buscando las marcas.

Nos encontramos una especie de corrimiento de tierras, que seguimos en ascenso hacia la derecha hasta encontrar el camino entre los matorrales.

Subimos por él hacia la derecha, hacia el hayedo.

Alcanzamos el hayedo, pero sin entrar en el mismo, la ruta gira a la izquierda para seguir ascendiendo.
La alambrada, que se escondía entre los árboles, sale a nuestra derecha conforme ascendemos y se nos va acercando.
El camino, en el que afloraban en principio las piedras de arenisca sueltas, va siendo dominado por la hierba de los prados. La pendiente va disminuyendo conforme nos acercamos hacia el collado.
Al frente, por la otra ladera vemos una pista que se aproxima también hacia el collado.

Collado Arbilleta.
Una puerta de madera en la alambrada. Pasamos al otro lado para seguir trazas de camino sin alejarnos.
Aunque las marcas de las GR van por la izquierda de la alambrada, nos resulta más cómodo el camino de la derecha. Seguimos en suave ascenso, casi siempre por praderío. Ya cerca de la cima, las hayas alcanzan las cercanías de la alambrada.
A los 10 minutos cruzamos un camino que se va hacia el Sur, hacia Espinal, junto a un aska. Está también marcado por señales de GR, pero nosotros seguimos la dirección que traíamos, perpendicular al mismo, sin alejarnos mucho de la alambrada. Nos metemos bajo el hayedo durante unos 100 metros y volvemos a salir, ascendiendo ahora decididamente.

Cima de Txasperro.

Algunos textos la citan con el nombre de Arbilleta, en confusión con el nombre del collado que hemos atravesado. Otros incluso la nombran como cima Occidental de Mendiaundi (por el monte que queda hacia el Este).

Confluyen en la misma tres alambradas: la que traíamos, su prolongación hacia el Este y otra que se dirige hacia el Norte, y que nos servirá de guía a partir de aquí hasta el collado Sorogain.

Unos metros al Sur de la cima se alza una caseta de hormigón cerrada con puerta metálica. Hasta hace unos años estaba acompañada por una antena de televisión que fue destruída y no ha sido repuesta.

La vista desde aquí es muy amplia (si no tenemos niebla, que es muy frecuente, como ocurre el día que hemos documentado esta ruta)

Al Oeste, dominando Sorogain, Adi e Iturrumburu.

Al Sur el valle donde se asienta Espinal-Auzperri.

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Pasamos la alambrada por la escalerilla. Comenzamos a descender en dirección norte. Llevamos la alambrada a nuestra derecha. Así la llevaremos hasta la cima de Beordegi.

Descendemos por suelo bastante blando, primero por praderío y después de tres minutos de descenso por el interior del hayedo. A nuestra derecha se va definiendo un profundo barranco.

Salimos del bosque. La pendiente finaliza en el collado Txasperro.

Se inicia un ascenso a una pequeña roca, previo al repecho que nos espera para subir hasta la cima de Lanotegi. Toda la ladera está limpia de árboles, por lo que vemos al fondo a la izquierda la cima y el recorrido que nos queda hasta la misma.

Al otro lado del barranco tenemos cercana la cima de Mendiaundi.

Cima de Lanotegi.

La alambrada la recorre en toda la longitud de la loma. No existe señal alguna que marque expresamente la cima.

Es una cota alargada en sentido Este-Oeste.

A sus pies está el barranco que asciende hacia el collado que acabamos de pasar. El arroyo serpentea por el fondo. En la ladera contraria crecen manchas de hayedo. En la que hay bajo nosotros no hay árboles. Al fondo, hacia el Oeste, queda el valle principal de Sorogain.

Continuamos junto a la alambrada, que comienza el descenso por la ladera contraria a la que traíamos.

Collado Beraskoain, entre Lanotegi y Asundegi.

Hasta el mismo llega una alambrada desde el barranco de la izquierda. Para superar el lugar lo mejor es pasar a la derecha por escalera y después, más allá, por escorte volver a la izquierda.

Hay dos askas para el ganado. Al otro lado una placa nos avisa de la presencia de varios monumentos megalíticos (dos dólmenes y un cromlech) que se distribuyen a ambos lados de la alambrada.

Nos espera una fuerte y larga pendiente por el raso salpicado de brezos y ollagas.

Cima de Asundegi (llamada también Sorolepo).

Igual que en la anterior, no existe ninguna señal especial que indique la cima. La alambrada la atraviesa y continúa.

Las vistas son semejantes, algo más amplias hacia la zona de Alduides.

Se inicia de nuevo el descenso, en este caso más corto.

Collado Sorolepo.

Se aprecia ya enseguida, a la izquierda, el barranco de Sorogain con la pista que lo recorre y el río a su lado.

Aunque se van marcando algunos caminos, podemos seguir tranquilamente junto a la alambrada.

Ascendemos con más suavidad que lo que nos ha tocado en las últimas cimas. Nos acercamos a una zona donde gira ligeramente al Oeste para rodear un cúmulo de piedras. Lo superamos y encontramos un punto en la alambrada que nos permite pasar por encima con cierta comodidad, para subir a estas piedras...

Cima de Beordegi o Beodoi.

Sobre ella quedan las ruinas de una antigua edificación.

Al otro lado del barranco de Sorogain asoman las cimas de Adi e Iturrumburu.

Al Norte la vista, si se nos permite disfrutarla, es espléndida:

Las laderas se desploman hacia los Alduides; al fondo se desparraman un sinfín de caseríos, encaramados sobre las lomas o en las laderas de los montes. Las manchas de bosques y los prados se entrelazan en un tapiz de numerosos tonos de verde. Los núcleos urbanos como Urepel se aprecian al fondo.

A la izquierda tenemos, bajo nosotros, el collado de Sorogain, atravesado por el carretil.


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Estamos en el otro lado de la muga.

En lugar de volver por donde hemos venido es mucho más cómodo descender al collado de Sorogain, por este lado de la alambrada, que ahora resulta algo más cómodo para caminar.

La zona está, al final de la primavera especialmente, saturada de ganado de todos los tipos y razas: caballos, vacas, ovejas rasas y lachas...

En el descenso hacia el collado nos encontramos en dos puntos distintos con sendos registros de agua junto a la correspondiente aska.

Collado de Sorogain o de Aztakarriko.

Paso canadiense. Frontera. Una pista llega hasta el mismo por ambos lados, asfaltada por el Norte y de grava por el sur. En cualquier caso perfectamente acondicionada para la circulación de vehículos.

Un corral, al lado del paso, permite controlar el ganado. La alambrada que nos ha servido de guía se encarama, ahora, por la fuerte y larguísima pendiente de Iturrumburu. Puede ser un reto para quien se sienta todavía descansado. La cima le espera después de superar, sin concesión alguna, un desnivel de trescientos cuarenta metros (véase la foto que ilustra la descripción general de esta ruta).


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Atravesamos el paso canadiense y tomamos la pista en descenso. El arroyo Sorogain, que baja en principio como un hilo de agua de las laderas de Iturrumburu, alcanza enseguida el fondo y nos acompañará todo el camino.

En función de nuestra situación podemos optar por seguir la pista o descender a la altura del arroyo, haciendo más variado y atractivo el camino.

Como puede verse en la imagen, si optamos por esto último hemos de tener en cuenta el caudal del mismo, pues nos veremos obligados a cruzarlo unas cuantas veces.

A lo largo del camino proliferan las indicaciones de monumentos megalíticos.

Hay varios dólmenes y algunos cromlechs de perfecta factura.

A la derecha se abre, al Oeste, el barranco de Odia.

Al fondo, majestuoso, tenemos el Adi, cima más alta de las que rodean el valle. A su derecha quedan las laderas de Iturrumburu.

Tres minutos después alcanzamos el cruce con el camino que se adentra en el barranco citado, y que es la ruta habitual para ascender Adi (véase, en ésta misma web, la ruta Travesía Urkiaga - Sorogain»).

Frente a nosotros, en la ladera, se aprecia una pista recién abierta, que se encarama entre las hayas.

Continuamos por nuestro camino en dirección sur. Aunque hubiéramos seguido el cauce del arroyo ahora es aconsejable tomar la pista, pues la unión con el de Odia hace que la anchura del cauce y el caudal sean considerables.

Casa establo de Sorogain.

Fin del recorrido.