En el extremo occidental de la sierra de Illón se levanta la ermita de San Kiriko, visible desde lejos por su estratégica situación.
Constituye un punto de referencia para los viajeros por carretera que bajan el puerto de Iso hacia el Romanzado y el valle de
Salazar.
Tradicionalmente los grupos de montañeros ascienden a la misma desde
Navascués o
Bigüezal con intención de hacer travesía entre ambas localidades.
Hacia el norte las laderas están cubiertas por
hayedos que bajan hasta la boca del barranco de
Benasa. Hacia el sur la vegetación mediterranea cubre las laderas más iluminadas. Un mosaico de
pino silvestre y
roble pubescente, con un alto porcentaje de superficie cubierta por matorral mediterraneo tapa un terreno áspero, con suelos donde aflora con facilidad la piedra suelta.
El camino aquí descrito se inicia en
Bigüezal y sube primero hacia el cementerio. Después continúa con algunas curvas que cambian su dirección entre nordeste y noroeste.
A mitad de recorrido alcanzamos un punto donde aparece de pronto la loma que termina en
San Kiriko y giramos para descender unos metros antes de volver a subir la última ladera. Este es el punto donde se encuentra el
dolmen.
Después tomamos contacto con los pinares, a través de los cuales alcanzamos con facilidad la cima.
Una corta excursión que se puede prolongar, como decimos, con travesía de descenso hasta Navascués.