Arribe.
En el centro de la localidad nos acercamos a la iglesia. Cerca de la misma tenemos un panel que describe el recorrido.
El recorrido está marcado con los colores naranja y blanco.
Cruzando el puente nos dirigimos hacia el templo.
Sin pasar bajo la torre (tiene un paso en forma de arco ojival), torcemos a la derecha por la calle que gira junto al edificio.

Tomando una pista de hormigón en fuerte ascensión, salimos del pueblo adentrándonos en zona boscosa.

Fuerte curva. Cambio de sentido hacia la izquierda. No tendremos en cuenta las sendas que salen por el exterior del perímetro de hormigón.
La cuesta se mantiene.
0:10 - Otro cambio de sentido. Le seguirán otros dos; siempre seguiremos la pista. Pocos metros después del último termina el piso cementado y le releva la grava.
En el bosque son mayoría los robles del país, pero también crecen los americanos; abundan, además, los castaños. La cubierta vegetal es continua.
Tras un pequeño descansillo volvemos a subir y, enseguida, a la derecha, aparecen rodales de alerce.

Terreno algo más abierto. Permite apreciar el paisaje por encima de las ramas y los helechos.

La pista, durante un pequeño trecho, entre dos alambradas, desciende algo.
De la izquierda llega otro camino que se une al nuestro.
Pronto nos vemos, otra vez, dentro del bosque; hay comederos para el ganado vacuno.
Al poco de entrar…

Importante bifurcación.
Por la derecha sube el viejo camino de Gorriti.
Las marcas, sin embargo, están pintadas hacia la izquierda. Nos conducen en llano, por el ramal izquierdo, en dirección al barrio de Uba.
Dos minutos después (1,75 km) se desvía un camino que no consideramos. Mantenemos la pista.
Al rato atravesamos una puerta de hierro pintada en verde, bien cuidada. Estamos en las cercanías del barrio.

Uba.
En la ladera oriental de la regata se levantan algunos caseríos diseminados, de los cuales solo uno parece habitado.
Al llegar al barrio se bifurca un camino hacia la derecha. Remontamos el terreno por el mismo, con alambrada a la derecha.

Iturgaizko Borda.
Delante hay una langa. Al otro lado seguimos el sendero en ascenso. Queda una puerta de hierro a la derecha.
Poco más arriba encontramos bifurcación. Vamos por la derecha, de acuerdo con la señal.
Cruzamos puerta de hierro y descendemos unos metros.
Pronto vuelve a bifurcarse. Ahora es por la izquierda, en fuerte subida.
Así vamos retomando la dirección original de ascemsión por la regata. Las marcas vuelven a guiarnos.

Otra puerta. Salimos momentáneamente a una zona aclarada.
Debajo tenemos alguna casa más del barrio (hemos ido rodeándolo por encima).
Al fondo divisamos el rincón de Balerdi y Malloas.
Volvemos a entrar después en el arbolado.
El sendero avanza semiencajado entre un murete (a la izquierda) y la ladera de la derecha. Avellanos, hayas, castaños… Después sigue algo más abierto.
1:02 - Vamos ganando altura con suavidad, dentro del bosque. La ladera de Santa Bárbara queda a la derecha.
1:05 - Comenzamos a trazar eses, entre los árboles, para ganar más altura. El sendero es muy claro.

Langa en alambrada.
Escalerilla a la derecha.
Una vez pasamos al otro lado el trazado gana en anchura.
Poco después, a punto de salir a campo abierto, pasamos junto a un aska.
Ya en terreno despejado encontramos una bifurcación en medio del helechal. Seguimos de frente.

En lo más alto del raso encontramos una pista que, a la derecha, tiene una puerta de hierro.
Si la cruzáramos podríamos acercarnos a Gorriti. Haremos lo contrario. Giraremos a la izquierda para seguir en suave ascenso.
A la espalda queda la cota de Santa Bárbara, con la ermita en lo más elevado.

En uno de los puntos más altos del recorrido tenemos un excelente panorama sobre las Malloas.
Cinco minutos después la pista se bifurca. Mantenemos la de la izquierda, como indican las marcas.
Empezamos pronto a descender. Llevamos, a la derecha, un bosque de alerces.

En el borde del bosque hay un aska. De la derecha llega un camino herboso, ancho.
Mantenemos la pista descendente, junto a los alerces.
Encontramos poco más adelante otro aska. El terreno, casi llano, herboso, resulta muy agradable.
Después aumenta la pendiente.

Llegamos a otro rellano herboso. En lugar de seguir de frente, giramos a la derecha y nos aproximamos a una puerta de hierro.
La atravesamos y seguimos el camino, ancho y claro.

Al llegar a un punto en que el itinerario (que descendía) se pone a ascender, giramos noventa grados a la izquierda para seguir perdiendo altura por una desviación perpendicular. Nos sirve de referencia un fresno que crece, entre helechos, en la misma bifurcación.

Un camino baja de la izquierda. Mantenemos el descenso, rectos, por la derecha.
El valle está a nuestros pies.
Cuatro minutos después el suelo vuelve a ser de hormigón.

Un curioso sistema de paso.
Una cortina de láminas de plástico parece haber sido colocada como barrera para el ganado.
El que esto describe ha de confesar que es la primera vez que ve algo así. Imaginamos que su eficacia será suficiente para retener a los animales.
Pocos metros más abajo dejamos a la izquierda un caserío.
El desnivel es apreciable. Varias curvas nos hacen perder altura con rapidez entre varios caseríos.

A pocos metros de la carretera encontramos desvío, con cambio de sentido, hacia la izquierda.
Nos vamos por ahí.

El camino llega a la par de un puente y un caserío.
Sin cruzar el río mantenemos la dirección, pero ahora el suelo es de tierra.
Disminuye en anchura y después vuelve a ampliarse.
Más adelante hay otra desviación hacia otro puente para acceder a Atallu (imagen).
Mantenemos la dirección, siempre por la orilla norte del río.
Pronto vuelve a aparecer, otra vez, el piso de hormigón. Ya estamos cerca del final.

Llegamos a Arribe.
Pasamos, ahora sí, bajo el arco ojival de la iglesia, y finalizamos el recorrido.