Arellano.
Plaza El Parral. Aquí finaliza el asfalto de la carretera de acceso.
En el centro está la fuente de piedra de cuatro caños, y a la derecha, según llegamos, la casa consistorial y el bar del pueblo.
El detalle de los troncos de los árboles, abrigados con trabajos artesanales de tricotado, parece un exponente del cariño y el bienestar de sus habitantes.

Por la Cuesta de la Iglesia, calle que se abre paso entre ayuntamiento y frontón, subimos en dirección a la parroquia.

Por la izquierda del templo buscamos la parte más elevada.
Donde acaba el suelo de cemento encontramos, girando 90º a la izquierda, dando la espalda al cementerio, el arranque de un sendero herboso.
De los dos ramales elegimos el de la izquierda. El que sube a la derecha comunica de inmediato con una pieza agrícola.

El camino es claro, aunque algún tramo, inicialmente, presenta un suelo irregular, erosionado y con abundante piedra suelta.
Al salir del pueblo caminamos entre piezas de cereal y otras de frutales. Después la carrasca y el monte bajo se adueñan del paisaje.

El camino adelgaza y se reduce a la anchura de un sendero.
Bifurcación.
Por la derecha, por el ramal que sube con mayor decisión, con suelo de tierra.

Pronto caminamos con el sendero algo encajado entre dos taludes. A ambos lados crece el quejigo (con ejemplares de buen porte) y alguna carrasca.

Bifurcación.
Por la izquierda.
Hay un cairn señalizador.
A partir de aquí vamos a encontrar estas señales de piedras en abundancia.
Veremos que, durante un buen trecho, ascendente, varios senderos se entrelazan de continuo, pero mantienen común la dirección.

Encontramos una estaca correspondiente a un «Pequeño Recorrido» (PR), pintada en blanco y amarillo.
Poco más arriba, en la incorporación del sendero a un camino más ancho (podemos calificarlo de pista), encontramos otra estaca del PR que se mantiene en condiciones precarias. El precario estado de la madera anuncia el escaso tiempo que le queda.
Por la derecha, en ascenso.
El camino apunta directamente a la cima, sobre la que divisamos las antenas.
0:38 - Descendemos un poco a lo largo de un corto tramo. El suelo aparece erosionado por el paso de vehículos. Después el suelo está reforzado por una capa de grava gruesa.

Desde una balsa artificial que vemos debajo, a la derecha, sube un camino que se une a nuestra pista.
Mantenemos la dirección y empezamos otra vez a remontar.

Llegamos a La Fuentica, lugar que un vecino de la zona nos dice que le llaman "Fuente del Toro". Es un área amplia, con merenderos en torno a un aska de gran longitud, con caño y vaso incluidos. Sobre la misma crece un espectacular quejigo de gran porte.
Seguimos ganando altura. El quejigal aquí ha sido sustituido por pinar de repoblación (pino laricio). Coincide con el momento en que pasamos a terrenos de Dicastillo.

Cruce de pistas al llegar al lomo que separa las dos vertientes.
Zona despejada. Amplia extensión. Hay dos balizas en lugares muy próximos.
La de la derecha, junto al camino que sube de Dicastillo, indica «Montejurra 1.200 m». La de la izquierda señala el descenso hacia Arróniz.
Giramos a la derecha. El ascenso ahora es muy suave.
Pronto volvemos a caminar en zona boscosa con grandes bojes a ambos lados.
En la ladera norte encontramos únicamente pinos.

Llega el repecho final.
Lo indica, con claridad, la aparición de un suelo de hormigón sobre el camino.
Sin embargo, el suelo se muestra muy resbaladizo cuando aparece la humedad. Esta circunstancia ha dado origen a la aparición de un sendero que, incluso en época seca, resulta más cómodo para el senderista que la propia pista (véase la flecha de la imagen).
A veces apartando alguna rama, a veces sobre escalones naturales de tierra, vamos superando el desnivel.
Cuando regresemos nos desviaremos por el camino que hemos señalizado con un círculo amarillo, unnos pocos metros antes de que se acabe el hormigón.

Cima de Montejurra.
Vértice geodésico y antenas de TV.
Desde aquí tenemos amplias vistas que, en gran parte, se ocultaban a nuestra vista hasta que no hemos alcanzado el lugar.
Esto sucede, especialmente, en dirección norte, donde apreciaremos ahora la cercanía de las otras dos "cimas".
La central, la más cercana, es la más elevada de las tres (tiene 3 metros más que esta).
La tercera, indicada por la presencia de una cruz de hierro, se alza sobre la zona en la que se concentraban las romerías carlistas, junto a la ermita de San Cipríán. Allí desemboca el camino del Vía Crucis que sube desde las cercanías del monasterio de Iratxe.
Podemos visitarlas descendiendo por el sendero que llega hasta aquí.
No obstante, para volver a Arellano, haremos la descripción desde aquí.

En la imagen asoma la ciudad de Estella por detrás de los escarpes rocosos de la cima central.
También podemos divisar, en el entorno septentrional, cimas como las peñas de Azanza, Belogain, San Fausto, Larregoiko, las paredes de Lokiz, Monjardin…

En esta imagen vemos la cima central, la más elevada.
En un entorno rocoso, irregular, encontramos el buzón montañero y dos elementos más: una espada clavada y un pequeño monolito de mármol.
Para llegar aquí es necesario subir mediante una sencilla trepada desde el sendero.

Esta es la cima situada más al norte. Debajo podemos contemplar la ermita y la zona herbosa antes citada.
Bajo nuestra posición, excavado en la pared, hay un arco que alberga un gran crucifijo y un altar.
En este escenario se produjo el ametrallamiento de Montejurra el 9 de mayo de 1976 (sucesos en los que fueron asesinados a tiros dos asistentes).
Podemos descender al lugar.
Finalmente tendremos que volver a la primera cima para seguir el camino de regreso a Arellano.

Desde la cima de las antenas volvemos a tomar el camino por el que hemos ascendido, y bajamos hasta el punto antes indicado.

Nota: No tenemos en cuenta los tiempos y distancias que hayamos invertido en posibles visitas de otros puntos cimeros.

Tal y como hemos indicado en el ascenso, pocos metros antes de que finalice el piso de hormigón, saldremos por la izquierda para iniciar un camino que se mete entre carrascas y desciende con suavidad, en los primeros metros contorneando la zona cimera por el lado sur.

Bojes y encinas crean un cálido ambiente boscoso. El sendero avanza a ratos en llano, a ratos descendiendo.
Después gira a la derecha y empieza a perder altura con claridad.

Al final de un tramo de descenso más pronunciado salimos a una pista transversal.
Es el camino que sube de Dicastillo a Montejurra.
A la izquierda.
A escasos metros trazamos una curva tras la cual se va un ramal a la izquierda (hacia las ruinas del corral de Nicandro).
Mantenemos la pista principal.

Algo más abajo pasamos junto a las ruinas del corral de Gómez.
Por la derecha vemos Arellano abajo, en la base del monte.

A la derecha nace un camino más estrecho que la pista, en principio llano (mientras la pista sigue descendiendo).
Aquí dejamos la principal (que sigue hacia Dicastillo) y nos desvíamos por este ramal.

Al mismo tiempo que cruzamos a término de Arellano desembocamos en un campo de espárragos.
Es el paraje de la Hoyola.
Nos vemos obligados a bordear la pieza por la izquierda. Cuando llegamos a la esquina opuesta encontramos la continuación.

Girando a la izquierda nos alejamos de esta pieza por trazado muy claro que sigue descendiendo.
Vamos torciendo hacia el oeste, acercándonos al pueblo, ahora siempre a la vista.
Se interpone la depresión de un barranco. Por eso el giro del camino, para no perder altura, es tan amplio que llega a dar la espalda al pueblo.

Se une el camino con una pista que llega de la izquierda cerca del punto más bajo del recorrido (cruce del arroyo Barranco del Río) antes de remontar hacia el pueblo.
Hay una pequeña pieza de olivos a la izquierda.
Girando después al sur volvemos a subir hacia la localidad.
2:22 - Una granja porcina queda a la izquierda.

Junto a la torre-atalaya medieval, restaurada en 2004, entramos en Arellano.
Es un hermoso edificio, declarado Bien de Interés Cultural.
Podemos acercarnos a la iglesia de San Román. Llegando desde este lado encontraremos otra hermosa joya.

Al lado de la iglesia encontramos un soberbio edificio, palacio cabo de armería, residencia histórica de los Ramírez de Arellano.
Ha sido restaurado personalmente por Pablo Arrastia, cantero, vecino de la localidad y propietario actual. En el patio interior podemos ver que guarda una amplia colección de elementos de piedra labrada.

Finalizamos en la iglesia de San Román. Recomiendan, si el visitante tiene oportuniidad, entrar a ver las pinturas que alberga en el interior.
Nosotros no hemos tenido ocasión.
Desde aquí, escasos metros más abajo, llegamos a la plaza donde hemos iniciado el itinerario.