Asomando desde el camping de Urbasa a la carretera salimos hacia la izquierda (norte).
Numerosos espinos blancos compiten por la luz con las grandes hayas y soportan la presión ambiental del ganado que abre espacios al prado.
En cuanto terminamos de dejar atrás la verja...

Según llegamos al cruce de un carretil que indica a la izquierda hacia Guardetxe, dejamos la carretera principal y tomamos éste, que entre prados avanza dejando a un lado varios asadores y lugares habilitados para el esparcimiento de fin de semana.
Así llegamos hasta la parte trasera del camping.

Una pista sigue la verja hacia la izquierda al llegar al ángulo trasero de la misma. Nuestro carretil, del que no salimos, sigue recto y se aleja para acercarse a un pinar.
Entre éste (cerrado con una alambrada) y la casa forestal, termina el asfalto.
Sin embargo sigue en la misma dirección una pista-camino ancho, ahora con dirección a una borda cercanas (Judasen Txabola).

Nuevamente la pista que seguimos gira hacia un grupo de bordas donde se anuncia la posibilidad de comprar queso. Y otra vez, de frente, sale un camino, ahora más herboso, que es el que vamos a seguir para adentrarnos por el prado hacia el bosque cercano.
Dos marcas herbosas marchan paralelas. Vamos por las que quedan más a la izquierda.
Poco antes de meternos entre árboles dejamos a la derecha otra borda más rústica (Emilioren txabola), con tejado de chapas.
Una vez en el hayedo descendemos con suavidad. Cerca, a la izquierda, tenemos el fondo de una suave depresión.
Circulamos por el camino de Kobagorri.

Integrado entre el hayedo encontramos un rodal de pinos silvestres.
Al llegar al mismo el camino gira 90º a la izquierda y asciende hacia una zona algo rocosa.
Al llegar, en pocos metros, a la parte superior, pasamos un pequeño estrecho, tras el que giramos a la derecha y retomamos la dirección oeste.
Pronto (0:25), entroncamos con otro camino herboso pero más ancho que seguimos a la derecha.
Se entrelazan las sendas, pero la dirección es siempre la misma.

Zona de pinos otra vez.
Una senda sigue de frente a la derecha pero seguimos el principal, por la izquierda, girando otra vez hacia ese lado.
Cinco minutos después, tras un trecho de ascenso sostenido, se vuelve el piso más pedregoso, pero enseguida vuelve a ser herboso. Trazamos algunas ondulaciones.
Las hayas y los espinos blancos siguen hermanados. En el sotobosque helechos, heléboros y pocas especies más que sean capaces de soportar la falta de luz.

Karst Las formaciones de piedras que aparecen a la izquierda muestran el sustrato rocoso que constituye la mayor parte de la sierra. Las calizas se ven atravesadas por el agua que se filtra y disuelve formando este típico paisaje.
En esta zona parece como si se hubiera encaprichado la naturaleza en crear una tapia natural de piedras bajas que nos acompañan por la izquierda del camino.
A continuación llegamos al cruce que se ve en la imagen. Un camino con piso de tierra, ancho, cruza en diagonal. Es el camino de «Las Brechas», que procede de la muga con Álava.
Estamos en el punto más alejado del inicio. Ahora giramos a la izquierda. Tomamos dirección sureste y entramos en un pequeño raso.
Hay restos de explotación maderera, con ramaje cortado y esparcido por el suelo.

Orientados ya casi al este llegamos a una bifurcación de las marcas herbosas.
Por la derecha, rectos. Así, enseguida, nos incorporamos a una pista con piso afirmado. A la izquierda. Poco después...

Raso de «Kataliturri».
Así reza la placa de piedra que figura en el cruce de la pista con otra perpendicular.
Ambas se unen y marchan hacia el sur. Nosotros abandonamos las dos y, sin cambiar la orientación de nuestra marcha, bajamos hacia la zona algo más baja que tenemos enfrente. En el helechal es claramente visible el pasillo herboso que hace las veces de camino.
Descendemos algo con arbolado a ambos lados.
Cuatro minutos después encontramos otro camino herboso que seguimos un poco a la derecha.
Pronto, en la misma dirección que vamos, observamos la compañía, 50 metros a la derecha, de la pista que hemos abandonado. Nosotros vamos por lo más alto.
Así...

Encontramos la carretera de Urbasa.
El camino de Kataliturri desemboca entre dos pletinas verticales preparadas para cruzar una cadena e impedir el paso de vehículos. Una señal lo advierte.
Al otro lado del asfalto vemos el inicio de una senda estrecha en el talud. Subimos y nos alejamos en perpendicular. Seguimos en dirección este.
El suelo limpio del bosque y las trazas de senda que de vez en cuando se aprecian en el suelo nos permiten avanzar con facilidad durante unos 300 metros. Aunque el sendero desaparece o no está claro, el recorrido no plantea dudas. Un poco más arriba o abajo nos vamos a encontrar con...

Zona cerrada por alambrada que orientada de norte a sur nos separa de una zona de suelo bastante más sucio que el que pisamos (en el paraje de «Arafe»). Probablemente el alambre se ha colocado para impedir la entrada del ganado y permitir la regeneración boscosa.
Por delante del alambre pasa un ancho camino herboso que seguimos hacia el norte (izquierda según lo encontramos). Pronto encontramos unas balizas que indican que estamos pisando el «Camino de la Calzada». Estas balizas presentan unas flechas de color rojo en sentido contrario al que avanzamos.
1:29 - Una vieja antena junto a dos registros de hierro en el suelo. No sabemos a qué obedece. Descendemos un poco.

Una nueva mancha de pinos y otra bifurcación.
Nos vamos a la derecha, hacia la alambrada de la que nos habíamos separado unos metros. Seguimos senda junto a a la misma. Pasamos junto a un tendido eléctrico y pronto vemos al fondo el camping.
La carretera está cercana.

Si queremos podemos evitar la carretera marchando por una senda cercana a la alambrada.
De vez en cuando volvemos a ver las balizas y señales antes citadas.

Tomando esta senda podemos evitar el asfalto hasta donde queramos, incluso hasta llegar frente al camping.
Quizás lo más cómodo sea bajar al asfalto en la penúltima curva, poco antes del km 30.

Así alcanzamos la puerta del camping Bioitza, donde terminamos este relajado itinerario.