Benta Berri. Sierra de Andia.
Varias edificaciones y tapias albergan instalaciones ganaderas. Una pista de grava rodea la zona y toma enseguida, girando a la derecha, dirección norte.

Después de un rato, cuando la pista vira a la izquierda, seguimos unas marcas sobre la hierba, que incluso se escoran algo a la derecha, en dirección norte. Caminamos entre majuelos, diseminados en el raso.

Al tiempo que en el suelo empiezan a aflorar las rocas entre la hierba, las marcas giran 90º a la izquierda.
Entre los majuelos aparecen también hayas sueltas.
A cien metros de esta curva hay otras marcas, menos patentes, que giran a la derecha.
Nos iremos por ahí. Las marcas nos obligarán a escorarnos un poco al nordeste.

Nos acercamos a la zona de laderas, de las pendientes que suben al borde de la sierra. Vemos a la derecha una gran dolina; por su lado derecho nos acercamos al borde.

Al rodearla encontramos que, en el fondo, se abre la boca de una gran cueva.
Descendemos por terreno algo suelto pero practicable.
Al entrar en la concavidad encontramos dos cuevas. Una por la izquierda y otra por la derecha. Podemos descender a ambas.

Son las cuevas de Argiñekoleze.
La de la derecha es una cavidad a la que llegamos girando a la derecha.
La de la izquierda presenta una pequeña balsa en el fondo.
No presentan formaciones geológicas especialmente llamativas.

Volvemos arriba y desandamos parte del camino.
Regresaremos hasta la bifurcación indicada en 0:18 h (1,75 km).

Otra vez en el camino herboso.
Ahora giramos 90º a la derecha. Marchamos en dirección a la pared de la falla de Zumbeltz que separa Andia y Urbasa (sentido Oeste-Suroeste).

Topamos con la calzada romana, junto al dolmen de Ilusiar.
Giro a la izquierda. Seguimos la calzada.

Vemos una tapia a la derecha y nos desviamos hacia allá.

La placa indica que se trata de la balsa de Ilusiar, rodeada de tapia.
Seguimos al sur.
Cerca de la anterior hay otra balsa con alambrada. Más al este hay dos askas que se alimentan de las mismas.
En realidad, la topinimia oficial les adjudica el nombre de Balsas de Zalbide.

Cuando vemos otra tapia desde la calzada nos podemos desviar hacia ella.
Rodea una sima. Aparece en el mapa como sima de «Los Abellan».
Profunda, vertical.
Seguimos más al sur, hasta encontrar la siguiente.

Gran sima del «Roble».
En este caso la tapia rodea un terreno de gran extensión.
El agujero es amplio y de gran profundidad.
Ahora, girando al este, abandonando la calzada romana, iremos al encuentro de la pista que termina en Bentaberri.
Podemos divisar los tejados a lo lejos.

Encontramos la pista.
A la derecha.
Muy pronto…

Estamos en el punto inicial.
Bentaberri.