Nuestro paseo se inicia desde la iglesia románica de Santa María la Real, con su impresionante portada, para recorrer la calle Mayor de Sangüesa, disfrutando especialmente de los tres palacios que nos van saliendo al encuentro: El Palacio de Añués, el de los Iñiguez-Abarca y el de los Sebastianes. Una calle que es a su vez Cañada Real de los Roncaleses.
Una vez abandonado el casco, la ruta continua en suave ascenso por dicha Cañada a lo largo de 5 km, primero entre zonas de cultivo, para continuar por bosques de pinos, hasta alcanzar la Peña del Adiós. En este punto cuenta la leyenda que Francisco de Javier, en el año 1525, se despidió de su casa natal antes de marcharse a Paris y donde también, según la placa que hay en el lugar, los pastores que utilizaban la Cañada, rezaban a la Virgen de Ujué cuando bajaban a las Bardenas o a San Salvador de Leyre cuando se dirigían hacia el Roncal.
Prosigue el camino por un tramo de auténtica Cañada, con piso descarnado por el paso de los ganados y descompuesto en múltiples senderos, hasta las proximidades de Javier.
El recorrido continúa, ya de regreso, por un camino, mitad senda, mitad pista, muy próximo al rio Aragón. Una pista parcelaria, encementada en algún tramo, nos llevará de vuelta a Sangüesa.
Una buena parte de este recorrido, que recibe el nombre de “Paseo del Papa, se creó en virtud de la visita de Juan Pablo II al Castillo de Javier en el año 1982. Sin embargo, si en otro momento optamos por hacer este Paseo del Papa, será dicho Castillo de Javier el punto de arranque y llegada del mismo. En ese caso el paseo tiene 8,3 km y 300 m de desnivel.