En este lugar (ver foto) hay un merendero con un amplio aparcamiento que será nuestro punto de embarque para comenzar este bonito descenso. Este merendero se encuentra en la N-150, junto al puente que cruza el río Irati, poco antes de llegar a la localidad de Lumbier.

En un bonito entorno, rodeados de chopos, fresnos y campos de cultivo, comenzaremos nuestro descenso. Las aguas, procedentes de los profundos fondos del embalse de Itoiz, generalmente están muy frías. En este primer tramo los rápidos no superan el II grado de dificultad manteniendo un desnivel constante. Tras recorrer 2,4 km, llegaremos a la entrada de la foz de Lumbier.

La Foz de Lumbier es un desfiladero tallado por las aguas del río Irati en el extremo occidental de la Sierra de Leire y encajado entre paredes calizas verticales. La entrada y salida del río en la Foz discurren por estrechos cañones de pocos metros de anchura. La espectacular geología y el aislamiento durante siglos de estos rincones inaccesibles, han propiciado la conservación de unos valores naturales excepcionales, en cuanto a fauna y vegetación, además del paisaje salvaje que ofrecen. Está declarada Reserva Natural desde 1987.
Sin embargo, lo que confiere singularidad a esta Foz, respecto a otras, es que sus 1.300 m de longitud pueden ser recorridos por un cómodo camino interior, cercano al río y al pie de los acantilados, legado del antiguo paso del ferrocarril del Irati, que acabó con la inaccesibilidad del lugar. Recorriendo este lugar, pronto sentiremos que hemos entrado en un mundo diferente enmarcado entre paredones rojizos: árboles y arbustos colgando en grietas inverosímiles, el vuelo de los buitres, el rumor de las aguas, los chillidos de las chovas hacen de este lugar un sitio encantado.

Continuaremos el descenso con nuestras piraguas y a unos 700 metros de la entrada en la foz, nos encontraremos con esta presa.

Es la única presa que existe en el recorridoque la podremos reconocer y saltar por su lado derecho, dependiendo siempre del caudal que presente el río (con un nivel alto de agua mejor portearla, se forma un rebufo de difícil salida). En este día el nivel de agua que presenta el río en el aforo de Liédena era de unos 15 metros cúbicos por segundo.

Tras saltar la presa nos encontraremos con un bonito paso que se puede catalogar de grado III.

Dentro del paso que hemos mencionado, nos encontraremos con alguna ola como la que vemos en la fotografía, donde podremos surfear y practicar alguna pirueta con nuestros kayak.

Aprovecharemos para disfrutar de las olas y de este magnifico entorno, ya que algunos metros mas adelante terminará nuestro recorrido dentro de esta preciosa foz.

A la salida de la foz pasaremos bajo el puente del Diablo. Según cuenta una de las leyendas más conocidas, cerca de la foz de Lumbier, en la orilla derecha del río Irati, había un palacio donde vivía una rica dama llamada Magdalena. Aunque era joven y bella, la señora padecía del riñón y del estómago. Por eso, un día, su bondadosa esclava Clísatela, se ofreció a llevarle un cántaro del agua de la fuente de Liscar, famosa por sus propiedades curativas. Para ir hasta la fuente, situada cerca de Liedena, había que cruzar el río en barca. Sin embargo, cuando la abnegada Clísatela se disponía a pasar a la otra orilla al atardecer, se encontró con que una riada se había llevado el pontón. La esclava pensó entonces encomendarse a sus dioses antiguos, o quizás a la nueva religión que acababa de llegar de manos de los frailes de Leire. Y en esa duda estaba cuando se le apareció el diablo, en forma de un apuesto caballero que se ofreció a construirle un puente a cambio de su alma. Según el pacto al que llegaron, el viaducto debía levantarse entre las diez de la noche y las seis de la mañana. Mientras la esclava volvía al palacio con su señora, el diablo convocó a una caterva de demonios que pasaron la noche trabajando hasta que terminaron el puente. Eran las seis menos cuarto en el reloj del infierno, cuando los diablos se sentaron satisfechos a contemplar la obra. Poco después, apareció Clísatela, y el diablo le pidió el alma. Pero la esclava, que parecía tonta pero era muy lista, se excusó diciéndole que el puente no se había hecho en el tiempo previsto, ya que el reloj de sol de la torre cercana, como podían comprobar, marcaba las siete. «Desde ahora quedan rotas nuestras relaciones», dijo Clísatela al tiempo que cruzaba la pasarela. «Además, en adelante este puente se llamará puente de… Jesús». Al oír este nombre, los diablos dieron un alarido y cayeron todos juntos en la poza sumergiéndose en las tenebrosas aguas de la foz.

Cuentan en Liédena que, desde entonces, el viaducto se llama indistintamente puente del Diablo o puente de Jesús.

Continuaremos con nuestro descenso y dejaremos atrás el Puente del Diablo y su leyenda. Nos quedarán aproximadamente 3 km por recorrer, con continuos remansos y algún pequeño rápido de grado II, hasta alcanzar la localidad de Liedena, donde finalizara este descenso. La salida se encuentra junto al merendero que esta próximo al río, aquí podremos reponer fuerzas tras haber disfrutado de este bonito descenso.