Tarazona bien merece una visita. La ciudad aragonesa, junto a las laderas del Moncayo, guarda una suma de elementos paisajísticos, históricos y arquitectónicos que connvierten la primera visita a la misma en un auténtico hallazgo.
Sorprende a quien no la conoce. En lo histórico por ser un enclave del reino de Aragón que mantuvo durante siglos su importancia estratégica. En lo artístico por la abundancia de monumentos medievales y la presencia de una extraordinaria catedral (actualmente se está finalizando su restauración, que ha salvado el edificio y ha recuperado lo que no deja de ser una auténtica joya).
En lo arquitectónico y urbanístico por la especial estructura que conforma el paso del río Queiles por el centro de la localidad, con zonas que recuerdan a las famosas casas colgadas de Cuenca, con el barrio de la Judería, la impresionante portada del Ayuntamiento, la pervivencia, en forma de viviendas, de su vieja plaza de toros octogonal… Y de fondo el paisaje del Moncayo cercano.
Toda una experiencia.
Nos espera todo esto al final de un paseo sencillo pero muy agradable, especialmente en un día soleado y fresco de primavera, como pudimos disfrutar el día en que documentamos esta ruta.
En RutasNavarra habíamos publicado (en 2006) el tramo de la
Vía Verde del Tarazonica desde Tudela hasta el monasterio y la localidad de
Tulebras. En esta ocasión hemos finalizado el recorrido completo, yendo desde Tulebras hasta la estación final de Tarazona.
Toda una experiencia.