Raso de Ezkiza.
Según llegamos al mismo por la pista de Otsaportillo, seguimos circulando hasta el punto donde vuelve a meterse entre el arbolado.
Estamos en el km 5,5. A la izquierda sale la pista de Mendarte, por el raso pero muy cerca del arbolado. Hay lugar para dejar el vehículo.
Salimos por esta pista en dirección norte. Cercana, a la izquierda, hay una vieja cruz de piedra (del siglo XVIII) con la inscripción semiborrada y comida por los líquenes. Al fondo gira algo a la derecha y nos metemos entre el arbolado. Con suavidad vamos ganando altura por terreno algo ondulado.
Durante largo periplo, en la espesura del hayedo, la pista, más rústica que al principio, pero siempre ancha, no plantea duda alguna.

Hemos dejado de subir. El hayedo es maduro, continuo y limpio. La pista, que no se utiliza de forma intensa, presenta hierba en su eje central.
Una desviación a la derecha ha sido provocada hace relativamente poco tiempo por máquinas de explotación maderera.
Seguimos por la pista.

Zona de terreno de cascajo, en subida suave. Cuando hemos documentado el recorrido está llena de grandes montones de troncos cortados, que esperamos no permanezcan mucho tiempo, pues entre otras cosas están tapando el camino de desviación a Lubierriko Zulo Aundia, y además confunden en el acceso a la cercana cueva.
Podemos probar por la izquierda para encontrar la boca noroeste (la más grande), o por la derecha, que es por donde desciende el camino que finalmente hemos de tomar, y al que asoma la boca este (más pequeña).

Cueva de Lubierri. Boca noroeste.
Es un gran agujero por el que podemos descender hasta un fondo algo embarrado. La cueva es amplia y se va estrechando hacia el fondo, pero después sube un poco y tiene otro agujero que da hacia el este con dos bellas paredes con formaciones de escorreduras calizas en pequeñas columnas.
No es imprescindible ni siquiera la linterna para recorrer la cueva, aunque venga bien.

Boca oriental.
Al salir encontramos la señal del camino que desciende hacia la izquierda, en dirección a Zulo Aundia.

Estamos descendiendo durante un rato, pero Zulo Aundía no deja de ser un enorme socavón en la sierra en forma de sumidero. Vemos la parte más baja entre el arbolado, y cuando queramos podemos descender hacia el mismo.
Entre hayedo limpio alcanzaremos enseguida el fondo.

Fondo de Zulo Aundia.
Todo alrededor son laderas ascendentes. No hay ningún desagüe visible de las posibles lluvias, sino el propio fondo de esta inmensa dolina que supera los cien metros de desnivel entre sus bordes y la parte más profunda. El lugar es espectacular.
Un simple socavón final alberga algunas matas de majuelo y haya.
Para salir de aquí tomaremos en dirección este, hacia el borde del hayedo. Nos servirá de guía y referencia un árbol muy curioso.

Este longevo ejemplar de haya presenta toda su corteza como si hubiera crecido en forma espiral. Está retorcida sobre sí misma cual si de una bayeta escurrida se tratara.
Desde aquí tomaremos hacia la cresta (la parte más alta del agujero), subiendo en diagonal hacia la derecha y ganando altitud por dentro del bosque, en terreno relativamente sencillo y limpio.
Enseguida cruzamos el camino por el que hemos bajado antes (quizás no hayamos llegado hasta aquí por haber descendido con rapidez) y buscamos, sin cambiar la dirección, la zona más alta.

Una especie de suave collado da paso a una dolina no muy profunda, donde también crece el hayedo.
A su izquierda, en alto, asoma un hermoso y longevo tejo.
La bordeamos por la derecha y encontramos la senda que llega de la izquierda y sigue en dirección sur.
Hay marcas amarillas y blancas que también hemos encontrado antes, en el descenso a Zulo Aundia.

El camino encuentra el raso de Aizaluza. El bosque da paso a los pastos.
El terreno es irregular. Asoman zonas de pedregal y aparecen lomos en diferentes direcciones. El camino gira primero a la izquierda y marcha hacia el borde oriental del raso.

Un camino herboso cruza ante nosotros de norte a sur. Tomamos a la derecha (sur).
Pronto se mete entre hayas de nuevo y la traza se vuelve más clara, con suelo pedregoso.
Y en breve tramo…

Sale el camino a la pista de Otsaportillo.
A la derecha. En poco menos de 40 metros…

Arranca a la izquierda otro camino ancho que sigue en dirección suroeste entre los árboles, al principio ligeramente ascendente.
Si queremos acortar el itinerario bastará con seguir la pista de Otsaportillo, sin entrar por éste otro desvío. Llegaremos al punto inicial del recorrido en cuatro km, completando una vuelta de 12,8 km (seis menos que el recorrido completo).
Si queremos seguir nos internamos por este camino que lleva el curioso nombre de «Juego de Pelota».

Salimos a un nuevo raso. Entre suelos pedregosos avanzamos por un pasillo herboso.
2:06 - Al tiempo que entramos entre los árboles de nuevo, una alambrada nos acompaña por la derecha. Mantenemos la dirección suroeste en ligero ascenso.

Dejamos de subir al tiempo que salimos otra vez al raso. Es la parte norte de Bardoitza. Hacia el este están las balsas del mismo.
Este es un raso muy extenso, y durante un rato iremos por las marcas.
Tres minutos después nos unimos a otras rodadas más importantes que siguen en la misma dirección.
Hay numerosos cruces de otras señales, pero mantendremos siempre las principales y en la misma dirección.

Nos faltan unos 100 metros para llegar a una línea de hayas perpendicular a nuestra dirección.
Unas marcas se cruzan también en perpendicular con las nuestras, a la altura de un haya suelta (a nuestra izquierda).
Estas marcas se van a la derecha hacia el arbolado, relativamente cercano. Giramos hacia ese lado para continuar.
Pronto, antes de entrar entre los árboles, pasamos entre dos cairns (señales de piedras).
Una vez en el bosque comenzamos a perder algo de altura.
Aparece alambrada a la derecha y nos acompaña cercana.

Durante un rato nos acompañó la alambrada, pero ahora traza un ángulo recto y se aleja hacia el norte.
El camino sigue sin cambiar de dirección, cómodo, con suelo medio herboso, medio pedregoso.

Salimos junto a la borda de Vitoriano Aramendia, una de las llamadas «Bordas de Arratondo». Estamos en el límite del Gran Raso.
Avanzamos hasta una pista de vehículos, acercándonos a otra borda más pequeña pero muy cuidada, la de Tomás Aguirre.

Después de dejar atrás esta borda torcemos algo a la izquierda por la hierba y pasamos cerca de la txabola que queda más al norte, la de Melitón Aguirre (a nuestra derecha).
Vamos siguiendo marcas en la hierba que toman dirección norte, y que no están excesivamente marcadas porque ya no se usan apenas estos caminos, sino la pista.
2:55 - Conforme nos acercamos al arbolado, en zona de matorrales, hemos de seguir sendas que van metiéndose en dirección nordeste.

El sendero, en el momento en que se mete en el arbolado, presenta dos opciones.
Tomamos la de la derecha.
La senda marchará un rato en el borde del bosque, entre espinos y majuelos.

Por fin encontramos un terreno que traza una especie de estrecho embudo rocoso, donde el hayedo acaba por conquistar el terreno.
Las marcas del viejo camino de «La Calzada» todavía siguen por aquí.
Lo seguimos.

En las inmediaciones de Eskiza desemboca el trazado a escasos metros del punto inicial del recorrido.
Por la izquierda…

Eskiza. Arranque de la pista de Mendarte.
Fin del recorrido.