"Recorrido : Pamplona – Urdiain (Aitziber)"

Hasta Irurzun se recorren terrenos de margas que dan lugar a suelos muy encharcables y por consiguiente con una vegetación potencial de roble, roble quejigo, Quercus faginea en las áreas más térmicas y secas y roble pubescente, Quercus pubescens en las más húmedas y frías. A ambos lados de la carretera aparecen afloramientos calizos más antiguos, Cretácicos, que se hacen dominantes ya en las proximidades de Irurzun dando lugar a las más importantes elevaciones del terreno, el Txurregi, San Gregorio, Dos Hermanas, Erga, sierra de Satrústegui, sierra de Aralar, etc...

En estas alturas se combinan los diversos factores de altitud, orientación, substrato, intervención humana, etc. que hacen que la vegetación sea más compleja.

Los afloramientos calizos con exposición sur y fuertes vientos desecantes, tales como El Txurregui y sus alrededores, están colonizados por carrascas que contactan directamente con robles en las partes bajas o con las hayas en las altas y en las umbrías. Las zonas bajas, sobre margas, o las vertientes sin excesivo recalentamiento ni excesiva humedad son el dominio de los robles que pueden ser quejigos, robles pubescentes o robles del país según el grado de humedad y por último las áreas más húmedas y frías de las cumbres o las umbrías, están ocupadas y son dominio de los hayedos.

A partir de Irurzun la carretera recorre el corredor de la Barranca, excavado por el río Araquil, entre las paredes de las sierras de Satrústegui y Aralar. El valle está asentado sobre margas del Cretácico sobre las que el río ha depositado abundantes materiales de aluvión. Este valle, en tiempos, debió estar ocupado por choperas, alisedas y las típicas comunidades de ribera, rodeadas de grandes robledales de roble pubescente y roble del país, Quercus robur, en transición hacia Alsasua. En la actualidad las comunidades de ribera se reducen a una estrecha faja alrededor del río y el resto de la superficie está aprovechada con huertas y diversos cultivos, nabos, patatas, maíz, cereales, etc.

En cuanto a los robledales igualmente han sufrido la gran presión del hombre que los ha sustituido en su mayor parte por cultivos o prados de pastoreo, con fines en su mayor parte ganaderos.

De los magníficos robledales de antaño sólo quedan estrechas fajas en la misma base de las sierras, especialmente en las laderas de la sierra de Aralar y a partir de Huarte-Araquil, en las proximidades de Etxarri-Aranatz y en las cercanías de Altsasu, frente a Urdiain, lugar a donde nos dirigimos.

"Parada: URDIAIN (Aitziber)"

Desde Urdian tomamos una estrecha carretera que sale a la derecha nada más pasar la fábrica de Luzuriaga, esta carretera, que se eleva sobre la vía del tren lleva a las piscinas de San Pedro, donde también está la ermita del mismo nombre y la ermita de Aitziber, atravesando uno de los más bonitos y espléndidos robledales de Navarra.
Estos robledales se sitúan sobre margas cretácicas en suelos muy poco percolables lo que hace que en tiempos lluviosos, invierno u otoño, se conviertan en auténticas charcas que los hacen incómodos de caminar, pero no por ello menos bellos.
Una vez pasado el puente sobre el ferrocarril la carretera discurre junto a unos magníficos bosquetes de repoblación, a la izquierda de pinos silvestres o royos, Pinus sylvestris, y a la derecha y más delante de éstos, robles americanos, Quercus rubra, muy llamativos por sus gigantescas hojas y sus llamativos colores rojizos y amarillos en otoño. Unos metros más adelante la estrecha carretera cruza en una curva la regata o riachuelo y ya nos encontramos en un magnífico robledal muy abierto y con unos centenarios robles.

"Tramo A – B"

Tomando cualquiera de las sendas a izquierda la carretera que circulan paralelas a ésta (también se puede ir por la derecha, junta a la regata, el bosque es más sucio pero más diverso), atravesaremos este magnífico bosque con robles centenarios de grandes y bellos portes mezclados con algunos robles americanos, Quercus rubra, introducidos por repoblación.
Este bosque, hoy convertido en un área recreativa, en otros tiempos fue aprovechado para la cría de ganado como se pone de manifiesto por las numerosas alambradas que se observan a ambos lados y sobre todo por la estructura, con poco arbusto en muchas zonas y su composición florística algo diferente de las de otros robledales naturales.

La mayor parte de los arbustos y hierbas típicas del robledal han desaparecido y solo quedan aquellos arbustos y hierbas que resisten el pastoreo y han podido sobrevivir a un pastoreo intenso. Así, entre los arbustos obviamente han sobrevivido los espinosos y duros que no puede consumir el ganado, tales como, los espinos albares, Crataegus monogyna y C. Oxyacantha, los pacharanes, Prunus spinosa, los acebos, Ilex aquifolium, especialmente abundante cerca de algunas bordas, y pequeñas áreas de landabrezal con tojos, Ulex galii, brezos, Erica cinerea y Calluna vulgaris, otaberas, Genista hispanica, helecho común, zarzas, rosales, etc.

Bajo la protección de estas comunidades de landa se regenera el robledal y aparecen otras especies típicas de estos bosques como robles,avellanos, sanguinos, ruscos, arces, etc.

En cuanto al estrato herbáceo se ve igualmente alterado por la presión ganadera y humana predominando las especies adaptadas al pisoteo en las cercanías de la carretera y a la siega en el resto. Plantas en roseta con hojas adheridas al suelo, en el primer caso y plantas de rápido crecimiento y fuerte reproducción vegetativa en el segundo.

Cuando ascendemos hacia el cresterío, menos frecuentado por el ganado, el robledal va adquiriendo su aspecto típico, se va cerrando por aumento de dominio del estrato abustivo y se va enriqueciendo la comunidad con una mayor diversidad de especies, como sanguinos, Cornus sanguinea, ruscos, Ruscus aculeatus, avellanos, arces, Acer campestre y A. Monspessulanus, etc.

"Tramo B - C"

Regresamos a la carretera que seguiremos hasta encontrar un cruce que sale a la derecha nada más pasar una curva que atraviesa el río. Tomamos la pista forestal de la derecha y a los pocos metros la dejamos para subir unos metros hasta el caserío de Sarabe. Por detrás del caserío subiremos a la ermita Aitziber y nos adentraremos entre unas imponentes hayas y bordearemos los cercados por una pista que gira hacia el este entre los caminos y el bosque.

En este recorrido podemos observar la estructura natural del robledal con un estrato arbustivo muy denso que lo hace casi impenetrable e igualmente podemos contemplar la interesante y bella estructura geológica que constituye el valle de Sarabe (ver esquema).

Este valle en realidad es un pequeño sinclinal de dirección norte-sur cuyos flancos norte y sur estan cortados y constituidos por calizas más antiguas y duras que las margas de encima por lo que, éstas últimas se han erosionado y han quedado las calizas formando unos bellos paredones que limitan el valle.

El fondo margoso del valle que en tiempos estaba cubierto por robledales hoy aparece cubierto por prados de siega y pequeñas repoblaciones de diversas coníferas, la vertiente más húmeda del valle (sur) se encuentra bajo el dominio de las hayas y la vertiente mas seca y cálida orientada al sur (al norte del valle), por donde va el camino, es dominio del robledal.

"Tramo B – D"

Para completar el conocimiento de estos parajes volveremos sobre nuestros pasos o por la pista que recorre el valle por la parte baja hasta la carretera que dejamos al principio. Pasamos por delante de las piscinas de San Pedro, frente a las cuales encontramos una zona recreativa con castaños y robles americanos. Seguimos la pista hacia el norte y atravesaremos el flanco norte de este sinclinal, cortado por el río. Tras pasar la puerta metálica, en el centro de las “ateas”, el camino se bifurca, uno sigue la ruta del río y otro sigue hacia el norte en fuerte pendiente ascendiendo a la sierra. Cualquiera de ellos nos lleva a las comunidades típicas de estas zonas, los hayedos, que ocupan la mayor parte de estas áreas, más húmedas y frías, a excepción de algunos robles y castaños que todavía podremos encontrar en las partes bajas y más cálidas. Estos presentan las características propias de este tipo de bosques, comunidades muy pobres en plantas, con especies bulbosas o rizomatosas, de hojas en general anchas y paralelas al suelo para captar mejor la escasa luz que se filtra entre el arbolado, tales como las aleluyas, Oxalis acetosella, los isópiros, Isopyrum thalictroides, lechetreznas, Euphorbia dulcis, la Asperula odorata, los botones de oro, Anemone ranunculoides, el diente de perro, Erythronium denscanis, la escila, Scilla verna, la hierba parásita de llamativas flores moradas, la Lathraea clandestina, numerosos musgos y algunos helechos, principalmente el Polystichum aculeatum y el helecho macho, Dryopteris filixmas.