Podemos dejar el vehículo bien aparcado dentro del casco urbano de Aizoáin, junto al frontón, en una zona donde existe sitio de sobra y que está junto al carretil cementado que asciende hacia el cementerio.
Desde aquí ascendemos a pie hacia el mismo (no más de 150-200 metros).

El sendero se inicia en la parte baja del cementerio. En una explanada a la izquierda, junto al linde de un pinar, encontramos el panel explicativo del SL NA-174, y junto a la obra de una valla (que esperemos deje sitio para atravesarla), se adentra entre los pinos, en sentido descendente, una senda que marcha hacia el norte.
Enseguida llanea, y en tres minutos salimos a un camino más amplio que tomamos a la derecha (según las señales nos lo indican). Ascendemos algo y salimos en un minuto a...

Zona descarnada, con señales de haber sido una escombrera, ahora ligeramente adecentada.
A nuestra espalda quedan restos del pinar quemados por el incidente del polígono de tiro de los militares de Aizoáin.
No se ve una señal clara de continuidad. No obstante, hemos de fijarnos en el otro lado, en la parte superior de la escombrera. Justo enfrente, en diagonal respecto al punto donde estamos, observamos unas sendas o marcas erosionadas y con piedras, por las cuales hemos de continuar. Una senda levemente marcada en el suelo cruza de lado a lado este paraje que nos puede despistar nada más comenzar.
Una vez al otro lado la senda vuelve a mostrar alguna marca entre las carrascas. La senda zizzaguea y sube un poco hasta un camino que asciende de Berriosuso.

Nos encontramos con una baliza que nos indica, de nuevo, hacia la derecha y nos obliga por un momento casi a dar media vuelta. Cruzamos una alambrada que da paso al camino ascendente.
Tras trazar una curva que retoma de nuevo el sentido norte el camino comienza a ascender con pendiente constante, por monte bajo. Se aprecia su recorrido, que sube por la ladera en diagonal, buscando la cresta.
A ambos lados hay abundante matorral de espinos, enebros y pacharán.

Cruce con camino perpendicular que sube de la izquierda.
Seguimos, manteniendo nuestra orientación, sin hacer caso a desviaciones.
Se mantiene la pendiente. Queda cercana la cresta.

Alcanzamos la loma. Sube una pequeña senda de la izquierda. Una señal en «aspa» advierte de que no debemos bajar por ahí.
Giramos casi 180º. El camino ha adelgazado y se convierte en senda. A partir de aquí no vamos a dejar la cresta hasta llegar arriba. Sólo en algunos momentos nos separaremos unos metros.
A medida que ascendemos vamos disfrutando del paisaje que se abre a ambos lados. Por una vertiente, tras de nosotros, el corredor de la carretera general que marcha hacia Añézcar. También queda tras de nosotros la carretera del puerto de Marcalain. Por el otro el vallecito por el que discurre la carretera entre Oricain y Berriosuso, con Cildoz, Orrio, Unzu, Eusa, Maquirriain, Garrués...

Cuando la pendiente comienza a ceder nos encontramos con un camino ancho que sube por la ladera oeste. Por el mismo circula otro SL, y en el cruce hay una baliza que indica datos de ambos.
Durante 60 metros seguimos por el camino común, que recorre la cresta, como hasta ahora.

Otra baliza, junto a la entrada de un pinar, nos indica la separación. El otro SL se desvía a la izquierda, sin entrar al bosque, y el nuestro, dejando la cresta a la izquierda, se mete por senda entre los pinos.
El suelo es limpio y cómodo para caminar.

Al otro lado del pinar, nada más salir, encontramos muy cercanos los muros del Fuerte de San Cristóbal.
La senda nos acerca y sube hasta el borde de los fosos. Podemos tomar tanto a la derecha como a la izquierda, pues ahora el camino rodea todo el perímetro del fuerte. En nuestro caso lo hacemos hacia la derecha, en dirección sur.
Podemos disfrutar de la sucesión de construcciones y el laberinto de fosos que configuran esta obra militar tan importante.

Tras dar media vuelta al mismo, una senda empinada nos permite acceder a la carretera que llega desde Artica hasta la puerta del mismo.

Al otro lado, superando el ribazo, llegaremos a la explanada final. Metiéndonos a la izquierda encontramos la puerta del Fuerte, reforzada para impedir el paso.
Junto a un panel (o los restos de un panel) que ya no ofrece ninguna información, tenemos, al noroeste, tras los fosos, la cima del monte con su vértice geodésico (895 m), inalcanzables. Al sureste, a unos 200 metros, el complejo de antenas que se levantan para dar servicios de televisión y telefonía.
La vista sobre Pamplona y alrededores es excelente. Hasta este punto es continua la llegada de gente a pie o con diversos vehículos. Quizás algún día se tomen medidas y se realicen las actuaciones necesarias para convertir este monte en el gran parque que desde hace tiempo se está demandando. De momento los signos de abandono y desidia aparecen por todos lados.