Urbasa es uno de los paraísos de que disponemos en Navarra para perdernos paseando en cualquier época del año.
El recorrido que se describe, con desniveles muy modestos, recorre un paisaje de hayedos y prados en el que sólo el ruido de los cencerros altera el silencio.
A veces quien redacta estos paseos también padece los cambios del tiempo, y su narración se ve condicionada por el mismo. No importa. También los paisajes limitados tienen su belleza y pueden describirse para llenar de sugerencias la propuesta.
Sólo una advertencia, a pesar de que con un buen día el itinerario no tiene dificultad: Para quien no tenga seguridad en cuanto a su capacidad de orientación le sugiero que en caso de encontrarse en circunstancias de tan escasa visibilidad haga el paseo sólo hasta Santa Marina y vuelva por el mismo camino. De lo contrario resultaría temerario aventurarse por terrenos donde las sendas pueden confundirse y donde no se sepa hacia qué lado dirigirse.
La ruta parte del km 4 de la pista de Otsaportillo por pista afirmada, en el paraje denominado «Tximista». A los 23 minutos se desvía en un punto bien señalizado hacia la izquierda y vuelve a desviarse de nuevo a la izquierda para alcanzar la ermita de Santa Marina. Después, por las cercanías del borde de la sierra, alcanza la cima de
Baiza para buscar, hacia el sur, la pista que le devuelve al punto de partida, tras recorrer paisajes de
hayedos, prados y zonas rocosas afectadas por el
karst.
En esta ruta encontrará el lector mezcla de imágenes de dos días bien diferentes: uno lleno de nieblas y escasa visibilidad y otro pleno de sol y de colores en el hayedo. Estos contrastes son habituales en Urbasa. También, si tiene suerte, puede encontrar en determinadas fechas la celebración de ancestrales ritos, como el de la colocación del Mayo de Bakaiku, en lo más alto de la peña de Artzabal, por los pastores de la localidad (imagen de portada).