Los textos que hablan del Parque Natural de Urbasa-Andia describen las extensiones boscosas
hayedos principalmente) como típicas de la sierra de Urbasa y los rasos y praderíos como habituales en Andia. Esto es así en la mayor parte de la extensión, pero en ambas sierras se dan los dos tipos de paisaje.
En el centro de la altiplanada meseta de Urbasa se extiende el gran raso, con una considerable superficie. Y no es el único. En el recorrido que aquí contamos caminamos durante un buen rato por Lezamen, otro raso no muy alejado del anterior.
Aunque Lezamen se está reduciendo últimamente, pues la menor presión del ganado permite crecer los matorrales, que a su vez cobijan la recuperación del bosque. Pero el raso todavía constituye una considerable extensión, formando un pasillo que circula de sur a norte.
En medio del camino visitaremos una cueva (que lleva el nombre del paraje) que queda, curiosamente, bajo el piso del camino.
Esta primera mitad es sencilla, y supone aproximadamente unos ocho kilómetros. Si el recorrido completo se considera largo se puede optar por volver al inicio en cuanto encontramos la carretera, pues después de recorrer el raso de Lezamen volvemos al oeste para cruzar la vía asfaltada de Estella-Olazagutía, y en este punto podemos regresar con facilidad hasta el
Palacio de Urbasa.
La segunda parte tiene (al iniciarla) mayor dificultad en la orientación. Las numerosas sendas que recorren el borde norte del Gran Raso pueden desorientar a más de un senderista y conducirle a algún vericueto del que tendría que salir por su propio instinto.
Los abundantes cruces de pequeñas sendas son difíciles de distinguir. La referencia que debemos tener en cuenta es que en ningún caso hemos de tomar la dirección sur hasta no haber recorrido aproximadamente 3 km por esta zona en dirección este. De lo contrario nos meteremos sin querer en «El Espinar», que es un paraje de estructura laberíntica entre una gran proliferación de arbustos de Prunus espinosa
pacharán),
majuelos y
enebros.
Ya se indican bastantes datos en la descripción detallada del itinerario, pero resulta difícil precisar más.
Después, al salir al Gran Raso, la travesía se convierte en una experiencia totalmente distinta. Las grandes extensiones de prados se abren a nuestros ojos y disfrutamos un paisaje muy distinto.
El paseo, en general, completa una visión no habitual de este extraordinario rincón de Navarra que es el Parque Natural de Urbasa-Andia.