Escondida, en el norte del valle de Aézkoa, la
Real Fábrica de Armas de Orbaizeta es el punto de partida de este recorrido. Estas ruinas evocan guerras de tiempos pasados, luchas fronterizas sin apenas tiempo para la reconstrucción. La abundante madera de la Selva de Irati y las minas de Hierro de Txangoa hicieron de éste un enclave idóneo para su establecimiento en el siglo XVIII.
Desde la majada de Azpegi, importante estación megalítica del Pirineo, se sube a las faldas de
Urkulu, en cuya cima los romanos erigieron una torre trofeo. Después de recorrer un tramo de
frontera y coincidir con el camino de Napoleón, se desciende por la regata de Txangoa, donde
antaño hubo una ferrería.