Antes de llegar a Salinas de Oro, si vamos desde Pamplona, podremos ver las explotaciones de sal que dan nombre al pueblo. Hoy día varias familias siguen realizando la extracción de la sal a la manera tradicional, que se remonta a la época romana: el agua salada se extiende en unas pequeñas piscinas (eras) y el sol evapora el agua hasta dejar a la vista el mineral.

Nada más entrar en el pueblo, nos encontramos el antiguo lavadero y una fuente a mano derecha. Al fondo, en lo alto, vemos la iglesia de San Miguel. Podemos dejar el coche en un pequeño aparcamiento próximo. Sin subir al centro del pueblo, continuamos unos 100 metros por la carretera. Tomamos una pista asfaltada a la izquierda junto a un nogal. Enseguida encontramos un cruce. Seguimos por pista sin asfaltar a la izquierda. Por ella descendemos hasta el puente medieval que cruza el río Salado, que recibe este nombre precisamente por la salinidad de sus aguas. Al otro lado del río, seguimos a la derecha.

En la inmediata bifurcación, optamos por la pista de la izquierda, que asciende por el barranco de Aranzelai. Terminaremos nuestra ruta, de regreso a Salinas de Oro, por la pista de la derecha. Si preferimos comenzar a pedalear aquí, podemos aparcar el coche un poco más abajo, tras cruzar una puerta metálica.
Se van alternando tramos de pendiente suave con otros un poco más duros. Pronto dejamos a la izquierda una pista secundaria. El paisaje que nos rodea es típicamente mediterraneo (carrascas, robles, etc.) Vemos algunos campos de cereales y otros destinados al pasto del ganado.

Conforme ganamos altura, comenzamos a ver a la derecha la imponente silueta calcárea de la Peña Grande y a la izquierda la no menos espectacular de su "hermana pequeña", la Peña Chiquita. Entre ambas y más alto está el monte Esparatz. Nos dirigimos al collado que descansa entre la Peña Grande y Esparatz, aunque para alcanzarlo tendremos que dar un pequeño rodeo. Entre Peña Grande y Peña Chiquita, la pista recorre el límite del pinar, por la ladera del monte Esparatz.

A pesar de su impresionante apariencia, la ascensión a Peña Grande es relativamente sencilla por la cresta Este, visible en la foto.

Dejamos a la derecha una pista (que muere poco después) y que se dirige hacia la Peña Grande. Seguimos subiendo por la pista principal. A partir de aquí el trazado de la pista comienza a serpentear por la ladera del monte. Pasamos junto a una borda de ganado y atravesamos un paso canadiense.

Un poco más arriba tenemos esta bonita vista del monte Sarbil

Bifurcación. La pista de la izquierda nos bajaría a Izurzu. Seguimos a la derecha. Nos encontramos con algún pequeño repecho que nos tomamos con calma…

Collado de Ollakarizketa o Txarakadia.
Punto más elevado de la ruta. Nos encontramos con señales del GR 220 (Vuelta a la Comarca de Pamplona). Por un lado indican el Puerto de Echauri y por otro Belascoáin, en la vertiente Este de la montaña.
Al Oeste podemos contemplar los montes de Andía (Iturgoyen, San Donato) y el pueblo de Salinas de Oro, a nuestros pies. Al Este vemos las sierras del Perdón y Villanueva con sus parques eólicos.
Obviamos las marcas del GR 220 y continuamos por la pista de la derecha, en dirección a la Peña Grande. La pista transcurre por el límite inferior del pinar. Primero perdemos un poco de altura y luego remontamos unos metros hasta el siguiente collado.

Vista sobre Salinas de Oro y los montes de Andía desde el collado.

Bella estampa de la Peña Chiquita o Colmillo de Esparatz (885 mts.), con apariencia de inexpugnable, aunque de hecho (como sucede con su "hermana mayor") se puede alcanzar su cima con relativa facilidad por su cara Este.

Collado entre Esparatz (1025 mts.) y Peña Grande (934 mts.)
El acceso a la cumbre de Esparatz no presenta complicaciones. En cambio, no es tan sencillo el acceso desde aquí a la Peña Grande. Todas las vías de aproximación presentan algún paso de escalada de cierta dificultad (III grado) con roca de mala calidad. En su cima se encuentran supuestamente los restos del antiguo Castillo de Oro, conquistado por Abd al Rahman II el año 843.
A partir de aquí vamos a cambiar de vertiente. Cruzamos una puerta metálica y comenzamos un prolongado descenso.

Cruce.
La pista de la derecha podría servirnos de atajo si no queremos dar la vuelta completa. Por ella llegaríamos con rapidez a la borda ganadera que se encuentra un poco antes de la ermita de San Jerónimo. Allí volveríamos a enlazar con esta ruta.
Así pues, seguimos por la pista de la izquierda.

Durante el descenso disfrutamos de bonitas y amplias vistas: valles de Guesálaz y Yerri, el pantano de Alloz y un rosario de montañas (Montejurra, Codés, Urbasa, Lóquiz, Andía…) Si el cielo está despejado, podremos llegar a divisar a lo lejos la Sierra de la Demanda y los Picos de Urbión.

Más abajo cruzamos una langa. Luego el camino hace un giro hacia el Oeste. Un poco antes de llegar a Arzoz, observamos a la izquierda y en lo alto una casona blanca. Es la ermita de la Santa Cruz, de origen medieval. La gente del pueblo sube allí en romería todos los años en el mes de junio.

Arzoz.
Es uno de los pequeños pueblos que conforman el municipio de Guesálaz. Todos los pueblos del valle reunían en 2007 tan sólo a 460 habitantes. Salinas de Oro creó su propio Ayuntamiento en 1852, con lo que el municipio se quedó partido en dos (Muniáin e Izurzu separados del resto).
Destaca la iglesia parroquial de San Román. El inicio de su construcción data del siglo XIII.
Nada más entrar en el pueblo, llegamos a una pequeña plaza con una fuente. Torcemos a la izquierda y dejamos a un lado el frontón. Comenzamos a ascender.

Ermita de San Gervasio o San Gervás, también de origen medieval, aunque, como la anterior, ha sufrido diversas reformas. Arzoz cuenta además con una tercera ermita que no vamos a visitar esta vez: Santa María de Opacua.

En este cruce viramos a la derecha. A la izquierda regresaríamos a Arzoz. Empezamos a descender. Vemos una pista que cruza la nuestra. Mantenemos la dirección hasta la carretera comarcal NA 7040. A la izquierda esta vía conduce a Puente la Reina por el puerto de Guirguillano. Bajamos a la derecha en dirección a Muzqui. A la derecha, en lo alto, vemos la ermita de San Juan y San Pablo.
En la foto, Peña Grande y Esparatz.

Pedaleamos unos cinco kilómetros por esta carretera. Es una carretera con poco tráfico y se puede pedalear agusto por ella. Atravesamos otros dos pequeños pueblos: Muzqui y Esténoz. Si nos apetece acercarnos al próximo pantano de Alloz, podremos hacerlo fácilmente desde cualquiera de esos dos pueblos.
Un posible atajo si queremos ahorrarnos algún kilómetro es bajar directamente por carretera desde Arzoz (apareceríamos en la NA 7040 cerca de Esténoz).
En la foto, la iglesia de San Martín de Tours en Esténoz, levantada ya en el siglo XIII.

Cruce de Viguria.
Antes de cruzar el puente sobre el río Salado, abandonamos la NA 7040 y subimos por asfalto un kilómetro hasta el pueblo.

Viguria, pueblo más pequeño del valle de Guesálaz. Sin embargo, ocupa un lugar céntrico y hasta hace unas décadas ha sido la capital del valle. Una venerable tradición afirma que Iñigo Arista, primer rey de Pamplona, nació en este lugar.

Según llegamos, vemos a la izquierda un destacado palacio de cabo de armería del siglo XVII. Es una de las muestras más interesantes de arquitectura civil en Navarra, pero hoy día lamentablemente se halla en estado ruinoso.

Un poco más arriba se alza la iglesia de Santa María, iniciada hacia 1200. Al igual que el palacio, tan sólo quedan hoy unas ruinas…

Abandonamos el asfalto y seguimos subiendo a la derecha por la pista que pasa por debajo de la iglesia. Algunos repechos nos harán sudar un poco. Más arriba cruzamos una langa.

Aparecemos en una campa con una borda de ganado. La pista que llega por la derecha procede del collado de Peña Grande. Nosotros seguimos a la izquierda.

Ermita de San Jerónimo, construcción románica del siglo XI, que fue parroquia del pueblo de Oro hasta 1782. Fue famosa por conservar en su interior la piedra con la que el santo hería su pecho a modo de penitencia, y que peregrinaba por los pueblos de Navarra. Todos los años suben en romería hasta aquí los vecinos de Salinas de Oro. En su interior se honra también una imagen de Santa Lucía. Junto a ella y al abrigo de la peña Grande, se encuentra una pequeña gruta, antigua morada de los ermitaños.

A partir de aquí comenzamos un rápido descenso por una bonita senda entre el arbolado. El camino no ofrece dudas. Hay que tener cuidado en la parte final con la abundante piedra suelta.

"Salimos por fin a una pista. A la derecha cruzamos una puerta metálica y enseguida empalmamos con la pista de subida. Tan sólo nos queda volver a cruzar el río y encarar la empinada pero breve subida al pueblo."

Salinas de Oro.
Final de ruta.