Esta vuelta de 13,6 km por el extremo oriental de la sierra de Aralar encierra en sí misma casi todo lo bello que se puede observar en esta particular sierra.
Partiendo del pueblo de
Goldaratz a 708 m de altitud, maravilloso mirador natural, nos encontramos en primer lugar los prados, algunas hayas y enseguida los robledales de influencia sur, junto con unas vistas magníficas del monte
Erga donde la ermita de la Trinidad desafía a los vientos, y debajo de nosotros, el Paso de Dos Hermanas a vista de pájaro, rodeado de hayedo, en otoño con un colorido grandioso. También pasamos aquí una zona algo rocosa y despejada, el mejor mirador del lado este de la sierra. Hacia el sur podemos adivinar ya el valle de la Burunda y sus montes, pero más adelante tendremos la oportunidad de gozar de su vista a placer.
Seguimos caminando entre robles y
hayas para sumergirnos de lleno en un fresco hayedo que nos dejará un recuerdo imborrable por su misterio, produciéndonos una agradable sensación pisar su suelo acolchado por las hojas otoñales y el olor a musgo y su frescor, que nos abrirá el alma a placeres escondidos. Es uno de los hayedos más bellos y solitarios de Aralar.
Saldremos a la carretera que sube de
Etxeberri a
Madotz, andaremos por ella durante 10 minutos para meternos por un bonito sendero entre robles y observar el cambio del frescor del hayedo al calor del robledal. Así, subiremos hasta cruzar la carretera y ascenderemos por un corredor pedregoso hasta alcanzar la pista cerrada al tráfico que sube de Madotz al poste de telefonía móvil. Durante este trayecto podemos observar al sur la Burunda y la sierra de Andía con sus cimas,
Beriain al oeste y
Txurregi al este. También el monte
Gaztelu más a la izquierda, con las ruinas de un castillo en su cumbre. Hacia el oeste la cima
Madalen, arriba del todo, el Santuario de Aralar y el monte
Artxueta.
Nos volveremos a meter en otro precioso hayedo, para salir más tarde a zona pedregosa (zona cárstica, típico de Aralar), veremos uno de los dólmenes mejor conservados en un lugar solitario y tras atravesar un profundo bosque de hayas y pasando por sucesivas antiguas carboneras, retornaremos, por hayedo, al punto de salida.
Este paseo no deberá hacerse si hay niebla o hay posibilidades, y hay que tener en cuenta que el tiempo estimado es tiempo en movimiento, por tanto deberíamos calcular unas 5 ó 6 horas para ir tranquilos. Siempre es conveniente llevar brújula, en esta página puedes encontrar cómo usarla, si no sabes. El esquema del recorrido está orientado con el norte hacia arriba.